"Philomena" es de esas películas que te dejan sensaciones contradictorias. Por una parte, la pelicula de Stephen Frears aborda un tema candente en la actualidad, el de los niños robados por La Iglesia; pero por otra parte lo hace de una forma bastante tibia, casi como restándole dramatismo o enjundia al asunto. No sé, es una sensación extraña que me lleva a pensar en Daldry como una especie de Steven Spielberg de mercadillo. Voy a ver si consigo desglosar todo lo anterior, y creo que al final me entenderán. No sé si compartirán mi idea, pero me entenderán.
"Philomena" es un film que va de menos a más. Tiene un primer acto que podríamos comparar con el de un telefilm de sobremesa, de esos fabricados como en una gigantesca cadena de montaje. El drama de esa mujer que es separada de su hijo resulta muy remarcado y evidente, es una historia que ves pero con la que no empatizas. Y supongo que gran parte de culpa la tendrá su director, con ese estilo tan aséptico. Pero es a partir del segundo acto cuando "Philomena" empieza a coger velocidad de crucero. De repente, la búsqueda del personaje de Judi Dench empieza a calar en el espectador, seguramente por la incursión en dicha misión del personaje de Steve Coogan, casi siempre en confrontación con su partenaire femenina. De repente, en la historia empiezan a aparecer giros de guion de esos que te enganchan, y la película se vuelve más solida. Supongo que Frears navega mejor en la ironía fina que en el drama de trazo grueso. Todo ello hace que la película se sobrelleve mejor de mitad de metraje en adelante.
Aunque, otro de los motivos de discordia que tengo respecto a “Philomena”, es que Stephen Frears en ningún momento se aclara contra quien quiere centrar las iras de su película. A priori, la cinta es un alegato en contra de las malas prácticas de las instituciones religiosas respecto al trafico de bebes. Pero llega un momento en el que el realizador inglés saca la escopeta y empieza a disparar a diestro y siniestro sin apuntar a ningún sitio, contra: la iglesia católica, la religión, el partido republicano yankee, el periodismo... Al final te pierdes entre tanta critica generalizada, cuando debería haber aunado esfuerzos en el verdadero tema principal, el robo de bebes.
A “Philomena” tampoco le beneficia el tono de dramedia que le infunde Frears, un tono que solo sirve para restarle importancia a un tema al que no creo que haya que restársela. Todo ello hace que la película resulte amena y entretenida, aunque bastante endeble, en la línea de films como: “Criadas y señoras” (Tate Taylor, 2011) y “El mayordomo” (Lee Daniels, 2013). Es como coger un tema candente y pasarlo por el filtro de “para todos los públicos”, el resultado es “Philomena”.