“Mustang” es un torbellino, al igual que lo son sus cinco protagonistas. Ahora bien, a esta ópera prima de Deniz Gamze Ergüven le falta precisamente lo que a los torbellinos, un poco de pausa. Algo que además se me antoja necesario abordando una temática que merecía ese sosiego.
En “Mustang” pasado y futuro de un país colisionan en la que considero la cinta reciente de rebeldía adolescente más necesaria. Cinco hermanas huérfanas son acogidas por su tío y la familia de este en un remoto pueblo de Turquía, un lugar anclado en las tradiciones culturales y religiosas más férreas. Costumbres que chocan por completo con el espíritu de cambio que cautiva a estas cinco jóvenes, signo quizás de la situación que vive el país. A partir de aquí la debutante Deniz Gamze Ergüven construye una poderosa ópera prima incapaz de dejarte indiferente, y con evidente vocación visibilizadora con un problema, no desconocido, pero si peligrosamente escondido por nuestra sociedad.
Como he dicho antes, “Mustang” es una película que desde el minuto uno te contagia su vitalidad, la vitalidad de sus cinco protagonistas. El primer acto es casi como tener que cuidar de cinco enérgicos críos, incluso llega a ser agotador. La directora transmite ese espíritu juvenil y jovial a la perfección, obrando la que me parece una magnífica clase de lo que debería ser una realización. Luego ya nos metemos en faena, y es cuando la aspereza de lo narrado empieza a golpearte. Y eso a pesar de que el prisma desde el que narra lo acontecido Deniz Gamze Ergüven es bastante blanco, “Mustang” se aleja en todo momento de la crudeza visual fruto de ver los acontecimientos desde la mirada de la más joven de sus protagonistas.
Para mi gusto la mayor carencia de la cinta es la pausa. Cuando manejas una historia con cinco protagonistas no puedes dedicarle el mismo tiempo que si tuvieras solo una. Vale que en “Mustang” las cinco hermanas tienen el mismo problema, lo que aúna poder narrativo. Y vale también que, de las cinco, el timón es claramente la benjamina. Pero, aun así, defiendo que lo narrado necesitaba más tranquilidad. Hay pasajes que merecían más detenimiento. Al final ese querer ir apresuradamente juega un poco en contra de los sentimientos y del poso.
En resumidas cuentas, “Mustang” me ha gustado mucho y sirve para generar sano debate.