Agradable película infantil que, sin tener para los adultos mayor aliciente que el de recordar a estos muñequitos que para algunos nos daban suerte, se deja ver como un musical con canciones pop populares pero tampoco pasadas de moda. Su argumento de base y su desarrollo al menos en lo superficial recuerda bastante a Angry Birds, pero a mi juicio está mejor resuelto.

Los trolls se presentan como unos seres aparentemente feos pero que con sus canciones llenan de colorido los escenarios que parecen tristes. Y esa cualidad conecta con el mensaje central de la película, que la felicidad es un estado que depende mucho más de nosotros que de las circunstancias que nos rodean. Y que merece la pena conservar algo de optimismo.

Como punto negativo, no tiene demasiados personajes carismáticos e imita algunos cuentos de manera que su desarrollo se torna en harto previsible. También es cierto que las melodías no son originales, Aunque desconozco si quitando el doblaje en castellano, en la VO se corresponde la letra exactamente con la canción prestada (espero que no). Al margen de esto último, se da lugar a que en ocasiones la imaginación haga aguas y no esté a la altura, ni mucho menos, de la emblemática saga de Shrek.

De cualquier manera, es una película que disfrutarán los niños. Así fue el caso de mi sobrina y con ello ya podemos darnos por satisfechos al pagar las entradas.