Comienzo a ver "El pequeño vampiro" animado por sus críticas aceptables y sus nominaciones a premios en una noche en la que solo quería entretenimiento ligero y amable. Como ser humano feminista, la película resultó ser una experiencia verdaderamente incómoda. Me parece irresponsable que este guion haya obtenido luz verde, especialmente si su público es mayormente infantil.

Este producto (que quiero olvidar cuanto antes) tiene un estilo de animación en 2D con un puntito tradicional que remite un poco al cine de animación de los años '80, pero uno no tarda en intuir que, más que una elección estilística o un homenaje, parece una cuestión de pocos recursos o pocas ganas de trabajar.

Pero para tufo a retro, sus valores y su más que rancio retrato de los personajes femeninos, que eran, literalmente, cuatro. Y no porque su contexto que combina humanos vivos con un amplio abanico de no-muertos no diese pie a que hubiese más presencia femenina (que yo sepa, las mujeres existen entre los vivos y también se mueren, pero en esta película brillan por su ausencia). En unos tiempos en los que Disney y Pixar están intentando recuperar la paridad y aumentar y dignificar a sus personajes femeninos (no hay más que ver la diferencia progresiva entre "Toy story" y "Toy story 4"), me deja con la boca abierta que en pleno 2020 se estrene una película en que las mujeres apenas existen, apenas abren la boca, y cuando la abren es para retar a hombres a hacer estupideces que las impresionen, para ser mandonas, para demostrar sus celos y envidias hacia otras mujeres, para ser serviciales o simplemente objeto de deseo. Obviamente, incluso en un contexto sobrenatural y monstruoso, todas son bellas, deseables y de turgentes pechos (menos la que es mayor, porque todos sabemos que una mujer al pasar de X edad no puede resultarle atractiva a nadie). Solo falta algún comentario tipo "las mujeres... ¡a fregar!", pero supongo que no surgió porque a los penes que había detrás de esta película no se les ocurrió poner a más mujeres.

Y dejando este asunto a un lado, no me queda ni una escena para el recuerdo. Una hora y cuarto que se hace eterna. No soy público infantil, pero a veces veo otras películas para niños que no me aburren ni me indignan. Animación ochentera, valores decimonónicos.