Hace años que vi esta película, pero a menudo recuerdo la sensación tan cercana que tuve al escuchar un poema de García Lorca en boca de un joven poeta pakistaní.

Ver cómo se esfuerza por aprender una joven a la que nadie está dispuesto a ayudar y ver cómo viven, acostumbrados a los escombros y al nomadismo, es una lección de voluntad para nosotros, insatifechos occidentales incapaces de prescindir del más mínimo capricho, acostumbrados a perder el tiempo en quejarnos de nuestra mala suerte.

Una realidad que nos daña, aunque no por ello estamos dispuestos a hacer nada por mejorarla.