La continuación directa del excelente primer volumen de Nymphomaniac (2013) cumple con creces lo esperado y profundiza mucho más en el análisis además de aportar una narrativa más poética en comparación a la primera mitad de la historia de Joe.

Esta segunda parte se convierte en uno de los retratos más honestos, profundos, oscuros y críticos hacia el ser humano que se hayan realizado. Continua relacionando la historia, de manera más evidente, con la religión, el arte o la novela entre otros; y sobretodo muestra honestidad ante el irremediable lado oscuro humano en el que la figura de Joe emerge (cuanto más avanza la cinta) como una santa ante la hipocresía innata que la historia y el presente humano nos deja.

Un segundo volumen no tan juguetón visualmente como el primero en el terreno visual (sin jugar con los formatos) pero que aporta una mayor lírica y fuerza dramática a lo que vemos; llegando el momento de destacar en el terreno interpretativo sobretodo a las dos actrices que dan vida a Joe, Charlotte Gainsbourg y Stacy Martin, entregándose totalmente a la gran historia que Von Trier retrata; sin duda su mejor película.

Una película inteligente, fuerte y que crea una lección psicoanalítica sobre el propio ser humano además de incluso llegar al alegato feminista. Un filme imprescindible y con un desenlace nada ilógico, como algunos medios han llegado a discutir.