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España España · Shangri-la. Andalucía
Voto de Maggie Smee:
4
Comedia. Intriga California, año 1970. A Doc Sportello, un peculiar detective privado de Los Ángeles, le pide ayuda su exmujer, una seductora "femme fatale" debido a la desaparición de su amante, un magnate inmobiliario que pretendía devolverle a la sociedad todo lo que había expoliado. Sportello se ve envuelto así en una una oscura trama, propia del cine negro. Adaptación de la novela homónima de Thomas Pynchon publicada en 2009. (FILMAFFINITY)
14 de marzo de 2015
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es la primera vez, y me temo no será la última, que cualquier gran director pueda meter la pata al ofrecernos una obra fallida. Y no se trata de un pensamiento pesimista o un maleficio. Es ley de vida (que se da también en el arte) que el autor/a que haya degustado un proceso placentero de reconocimientos, corre el riesgo de elevarse por encima del bien y del mal, aunque sea de forma inconsciente, se sienta omnipotente, flotando… y literalmente la cague. No digo que “Puro vicio” sea una mala película, pero sí que es deficiente.
Mi teoría subjetiva es que no le ha traicionado su ambición, pero sí el ombliguismo de sumergirse en una obra literaria, en este caso de Pynchon, y creer que esa zambullida era suficiente para no haber sido riguroso u ordenado como en otras ocasiones, tanto con sus personajes como el haberse centrado en lo que quería transmitir, que era suficiente plasmar el alud de sensaciones como lector y que todo valía. Hasta cierto punto podía llevar razón ya que el adaptar la obra al cine la convierte en otra, tiene libertad para tomarse licencias, en definitiva hacer lo que quiera. El error ha sido no haber plasmado su punto de vista como director, siempre férreo, y pretender dar el del autor, porque otra explicación no encuentro. Paul Thomas Anderson es un tipo inteligente, por eso me ha chocado que no haya sabido ni mezclar bien su humor con su crítica, sin darle credibilidad al mundo “marciano” que cuenta y pretendiendo meter lo que en el guión “no cabía”, con voces en off de tintes literarios para hacer más profundos unos personajes en su mayoría no estaban bien descritos y cuyo verbo no era imprescindible para la acción, y eso que no he leído esta novela, pero se nota, o al menos a mí me ha dado esa sensación.
Su factura es buena, aunque tiene una banda sonora muy adecuada aunque excesiva. Los actores, que cumplen, van y vienen, hay muchos innecesariamente, ya que a medida que avanza el film van desapareciendo, resolviéndose mucho “de boquilla”. El cásting sorpresivamente en esta ocasión no me ha parecido ajustado, formando disonancias en su conjunto. Witherspoon, del Toro o Brolin, resaltan con una labor comedida, mientras Wilson o Short suenan más a guiño o a chiste que a personaje. Hay casi cameos como el desaprovechado Eric Roberts y el caso de Joaquin Phoenix, con mucho pesar, a mí en esta ocasión me satura con su armadura externa, escudándose en la estridencia y en su “look” más que en su verosimilitud (qué bonitas las gafas de sol de lentes circulares que luce) y que por cierto, hay planos donde me recuerda muchísimo a Vincent Lindon.
Mucho ajetreo, demasiado bullicio gratuito para unos fuegos artificiales que nunca acaban estallando, oliendo más a pólvora mojada que a polvo, porque, dicho sea de paso, vaya mamarracherío las escenas de polvos y la utilización del sexo en sí. Aunque hubiera sido adrede su intención es difusa, tanto como la neblina que se dibuja a veces en algunas escenas, a veces tan forzada y ficticia, confundiendo lo que debería ser onírico y sugerente, empobreciendo el efecto de las drogas a las que se aluden, tanto visualmente como elemento dramatúrgico supuestamente importante.
Maggie Smee
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