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Voto de anton_vk:
9
Voto de anton_vk:
9
23 de diciembre de 2018
23 de diciembre de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lolo, el pingüino, y sus aventuras. Una miniserie de tres capítulos que vio la luz a mediados de los años 80. Una producción fantástica que al día de hoy sigue dejando absortos a los niños.
Aunque se trate de una aventura de pingüinos resulta interesante analizar la intervención de los seres humanos. Por contraste con su contemporánea David El Gnomo, exponente de un ecologismo irracionalista y bastante misántropo, aquí intervienen tanto seres humanos "malvados", los furtivos, como "buenos", los científicos que investigan la Antártida. Se transpone así el tema del libre albedrío que sitúa al ser humano como dueño de su destino, responsable de sus acciones, capaz de lo peor pero también de lo mejor. Y tampoco se nos puede pasar por alto la indisoluble unión en que se presenta el conocimiento científico y el amor por el objeto investigado. Ciencia y ecologismo, razón y corazón, muy lejos de entrar en contradicción son casi una misma cosa. Conocer es amar.
Racionalismo, ambientalismo, pacifismo... son señas del mundo en que se produjo esta película, el mundo en el que yo he crecido. Los ignorantes de su propia ignorancia, esa especie que tanto abunda hoy, no asocian el mundo soviético más que con un episodio histórico de militarismo y lavado de cerebros. Pero quienes aún guardamos recuerdos de aquel tiempo sabemos la verdad.
Aunque se trate de una aventura de pingüinos resulta interesante analizar la intervención de los seres humanos. Por contraste con su contemporánea David El Gnomo, exponente de un ecologismo irracionalista y bastante misántropo, aquí intervienen tanto seres humanos "malvados", los furtivos, como "buenos", los científicos que investigan la Antártida. Se transpone así el tema del libre albedrío que sitúa al ser humano como dueño de su destino, responsable de sus acciones, capaz de lo peor pero también de lo mejor. Y tampoco se nos puede pasar por alto la indisoluble unión en que se presenta el conocimiento científico y el amor por el objeto investigado. Ciencia y ecologismo, razón y corazón, muy lejos de entrar en contradicción son casi una misma cosa. Conocer es amar.
Racionalismo, ambientalismo, pacifismo... son señas del mundo en que se produjo esta película, el mundo en el que yo he crecido. Los ignorantes de su propia ignorancia, esa especie que tanto abunda hoy, no asocian el mundo soviético más que con un episodio histórico de militarismo y lavado de cerebros. Pero quienes aún guardamos recuerdos de aquel tiempo sabemos la verdad.