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Comedia. Drama. Romance
Film que consta de tres episodios protagonizados por Sophia Loren y Marcello Mastroianni. El primero narra la historia de una napolitana que vende cigarrillos de contrabando y que está permanentemente embarazada, pues mientras esté en ese estado no entrará en la cárcel. En el segundo episodio, Loren encarna a la esposa de un millonario. Y en el tercero, vive un intenso romance. (FILMAFFINITY)
2 de junio de 2011
2 de junio de 2011
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Voy a centrarme en el tercer y ultimo capitulo de esta película que con el nombre de “Mara”, su director Vittorio de Sica borda un final digno del un neorrealismo aderezado de un emotiva y simpática comedia.
Si trazamos un paralelismo con su título, las dos primeras partes pueden encajar en ese “ayer” y “hoy” pero su tercer y último capitulo parece desarrollarse un singular presente totalmente cotidiano. Solo el uso de pañuelos de papel por parte de Marcello Mastroianni le hace presumir en el guión de que es un gran invento para el futuro, haciendo un guiño forzado al “mañana”.
“Mara” es una comedia donde desde el primer momento se dibujan perfectamente a los protagonistas, pero yo añadiría otro que completa la pantalla y es la Plaza Navona y esta envolvente localización que ambienta toda la trama. Desde la azotea romana con vistas a la plaza hacen encantadora los diálogos a los protagonistas y te transporta con un realismo mágico a los atardeceres de Roma.
Perfectamente se describe desde el primer momento los personajes, con una desinhibida Sophía Loren que recién salida de la ducha dispone unas macetas por la balaustrada de su terraza con solo una sabana blanca y una diadema en el pelo al igual que una clásica romana. Desde la azotea contigua de sus vecinos, un seminarista la contempla prestándonos desde sus ojos todo su conflicto moral. No hay palabras, pero sus actuaciones nos llevara sin ningún preámbulo a una elipsis, donde el gran plano abierto de la azotea, se iniciará con los dos ya charlando por la tarde noche, a la luz de la plaza a través de su balcón.
No desvelo mas de su trama pero si que la Plaza será a partir de ese momento protagonista del despechado Mastroianni que duerme en un banco, de la parada de autobús desde donde partirá el pobre seminarista, de la tienda litúrgica, de sus días soleados y de sus anaranjadas tardes iluminada por sus farolas, refrescada por su fuente y presidida por su obelisco.
Encantadora comedia donde inesperados giros de los personajes como la de la abuela, no dejan de arrancarte una sonrisa y una entrañable empatia. Donde la paciencia de Mastroianni te tiene en ascuas, pero sobre todo de lo fácil que es enamorarse y admirar a la divina Loren.
Si trazamos un paralelismo con su título, las dos primeras partes pueden encajar en ese “ayer” y “hoy” pero su tercer y último capitulo parece desarrollarse un singular presente totalmente cotidiano. Solo el uso de pañuelos de papel por parte de Marcello Mastroianni le hace presumir en el guión de que es un gran invento para el futuro, haciendo un guiño forzado al “mañana”.
“Mara” es una comedia donde desde el primer momento se dibujan perfectamente a los protagonistas, pero yo añadiría otro que completa la pantalla y es la Plaza Navona y esta envolvente localización que ambienta toda la trama. Desde la azotea romana con vistas a la plaza hacen encantadora los diálogos a los protagonistas y te transporta con un realismo mágico a los atardeceres de Roma.
Perfectamente se describe desde el primer momento los personajes, con una desinhibida Sophía Loren que recién salida de la ducha dispone unas macetas por la balaustrada de su terraza con solo una sabana blanca y una diadema en el pelo al igual que una clásica romana. Desde la azotea contigua de sus vecinos, un seminarista la contempla prestándonos desde sus ojos todo su conflicto moral. No hay palabras, pero sus actuaciones nos llevara sin ningún preámbulo a una elipsis, donde el gran plano abierto de la azotea, se iniciará con los dos ya charlando por la tarde noche, a la luz de la plaza a través de su balcón.
No desvelo mas de su trama pero si que la Plaza será a partir de ese momento protagonista del despechado Mastroianni que duerme en un banco, de la parada de autobús desde donde partirá el pobre seminarista, de la tienda litúrgica, de sus días soleados y de sus anaranjadas tardes iluminada por sus farolas, refrescada por su fuente y presidida por su obelisco.
Encantadora comedia donde inesperados giros de los personajes como la de la abuela, no dejan de arrancarte una sonrisa y una entrañable empatia. Donde la paciencia de Mastroianni te tiene en ascuas, pero sobre todo de lo fácil que es enamorarse y admirar a la divina Loren.