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Ciencia ficción. Aventuras. Bélico. Acción. Fantástico. Romance
Año 2154. Jake Sully (Sam Worthington), un ex-marine condenado a vivir en una silla de ruedas, sigue siendo, a pesar de ello, un auténtico guerrero. Precisamente por ello ha sido designado para ir a Pandora, donde algunas empresas están extrayendo un mineral extraño que podría resolver la crisis energética de la Tierra. Para contrarrestar la toxicidad de la atmósfera de Pandora, se ha creado el programa Avatar, gracias al cual los seres ... [+]
18 de diciembre de 2009
18 de diciembre de 2009
19 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
No hay nada más poderoso que plasmar nuestras ideas en una película para contar una verdad que de otra manera no motivaría y terminaría de creer la gente. Me estoy refiriendo a solucionar en la cumbre de Copenhague (coincidiendo con el estreno de Avatar), ese problema que hoy la gente se toma tan abstracto que se tiene de esa idea desidiosa del nuestro clima y nuestro planeta.
Por ello el cine es tan poderoso a veces, y películas a lo largo de su historia, han cambiado la conciencia colectiva de las personas y la historia de este mundo.
Poder entender la “conciencia” de nuestra madre Gea y nuestro entorno natural, sin estremecernos por la degradación que extendemos en nuestros bosques, sin preocuparnos de la contaminación de nuestro aire o permitiendo que los poderes fácticos y especulativos se enriquezcan hoy a cambio de la pobreza inequívoca de todo nuestro mañana, es el poder que tiene el cine de comunicarnos con tanta fuerza y a todos el mundo a la vez, ese valor olvidado de la sociedad.
No se puede extrapolar de una manera tan cinematográficamente la caída del enorme árbol de los Na´vi, con la usura y malversados intereses de los explotadores de nuestro planeta. Si bien este mismo argumento podía haberse rodado aquí mismo en nuestra selva Amazonas, en época actual, a modo de “la selva esmeralda”, no tendría esa gran metáfora trasladada a la ciencia ficción.
James Cameron no ha tenido que interpretar en su dirección el guión de otro. Él ha escrito una película y él solo ha tenido que convertirlo en sus propias imágenes.
Aun así, vuelve a recurrir a temas ya conocidos o mejor dicho a volverlos ha recordar. Elegir una enorme ave voladora parece en principio sacado de la serie televisiva “Dinotopia” (2002) sobre todo en el entrenamiento y ritual de elección entre el animal volador y jinete. Otra iconografía, esta vez animada, la encontramos en la guerrera Taarna a lomos de su pájaro volador de la película “Heavy Metal” (1981). Pero en realidad el deseo de domesticar un ave o réptil volador para “cabalgarlo” en el aire, pertenece a la literatura mas ancestral. Por citar solo a Tolkien que imaginaba a Gandalf subido a águilas gigantes de la Tierra Media. (...)
(Continua en el "spoiler" sin desvelar la trama argumental)
Por ello el cine es tan poderoso a veces, y películas a lo largo de su historia, han cambiado la conciencia colectiva de las personas y la historia de este mundo.
Poder entender la “conciencia” de nuestra madre Gea y nuestro entorno natural, sin estremecernos por la degradación que extendemos en nuestros bosques, sin preocuparnos de la contaminación de nuestro aire o permitiendo que los poderes fácticos y especulativos se enriquezcan hoy a cambio de la pobreza inequívoca de todo nuestro mañana, es el poder que tiene el cine de comunicarnos con tanta fuerza y a todos el mundo a la vez, ese valor olvidado de la sociedad.
No se puede extrapolar de una manera tan cinematográficamente la caída del enorme árbol de los Na´vi, con la usura y malversados intereses de los explotadores de nuestro planeta. Si bien este mismo argumento podía haberse rodado aquí mismo en nuestra selva Amazonas, en época actual, a modo de “la selva esmeralda”, no tendría esa gran metáfora trasladada a la ciencia ficción.
James Cameron no ha tenido que interpretar en su dirección el guión de otro. Él ha escrito una película y él solo ha tenido que convertirlo en sus propias imágenes.
Aun así, vuelve a recurrir a temas ya conocidos o mejor dicho a volverlos ha recordar. Elegir una enorme ave voladora parece en principio sacado de la serie televisiva “Dinotopia” (2002) sobre todo en el entrenamiento y ritual de elección entre el animal volador y jinete. Otra iconografía, esta vez animada, la encontramos en la guerrera Taarna a lomos de su pájaro volador de la película “Heavy Metal” (1981). Pero en realidad el deseo de domesticar un ave o réptil volador para “cabalgarlo” en el aire, pertenece a la literatura mas ancestral. Por citar solo a Tolkien que imaginaba a Gandalf subido a águilas gigantes de la Tierra Media. (...)
(Continua en el "spoiler" sin desvelar la trama argumental)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
(...) El representante de la Compañía minera, es un calco de personaje, del representante de la colonia y factoría de “Aliens el regreso”, sobreponiendo los intereses económicos sobre los naturales. También plásticamente, Cameron recurre a imágenes que el mismo ha rodado o que la actriz rodó con Scott. La salida de Sigourney Weaver de la cabina bio-criónica o la piloto con gafas de aviador, son fotogramas ya reconocibles de Alien y Alien el regreso respectivamente.A nuestro director que le gusta los juguetes, volvemos a desplegar un sin fin de tecnología. Pantallas o monitores transparentes. Radiografías cinéticas. Toda clase de naves y robots interactivos con el piloto. Estos exoesqueletos mecánicos, ya lo vimos también conduciéndolo Ripley para el duelo final con la madre aliens, o en “Matrix Revolutions” y en una antigua película de 1990 ya olvidada y descatalogada que se llama “Robojox”.Aun así, “Avatar” es nuevo ante nuestros ojos. Aquella fantástica ciencia ficción que se escribía en revistas y cómics de los años 20, “Amazing Stories”, mostrándonos esos exóticos mundos que ilustraban sus portadas y que volvemos a descubrir como una nueva reminiscencia olvidada.
Nuestra sociedad, acomodada en una artificialidad, ve ridícula algunas escenas de “conexión con la naturaleza”, pero en el fondo de su ser, sabe que estar en comunión con ella es una verdad que olvidamos hace tiempo. Quien ha montado a caballo, quien ha dormido en la hierba, quien ha abrazado un árbol sabe esta verdad.
Por eso el cine es tan poderoso que consigue recordárnoslo.
Javier Navarta
Nuestra sociedad, acomodada en una artificialidad, ve ridícula algunas escenas de “conexión con la naturaleza”, pero en el fondo de su ser, sabe que estar en comunión con ella es una verdad que olvidamos hace tiempo. Quien ha montado a caballo, quien ha dormido en la hierba, quien ha abrazado un árbol sabe esta verdad.
Por eso el cine es tan poderoso que consigue recordárnoslo.
Javier Navarta