Podrá gustar a muchos y disgutar a otros pero a ver quien se atreve a negar que aquí no hay personajes de carne y hueso. Parece que hubo un tiempo en que los actores echaban el resto al hacer una película y esta es un ejemplo. No les importaba sudar delante de la cámara ni hacer alguna mueca patética porque era sincera. Ahora vas y le cuentas eso a las estrellitas.

Esos personajes huelen a alcohol, depresión, nihilismo y mortalidad. Los tres son patéticos (Walker, Yost y Chris) pero son de verdad. Walker busca redención más que venganza, busca un código que justifique su vida. Yost es un cabrón y lo tiene bien claro. Y Chris no puede ser más atractiva en su desencanto. Son un trío acabado por completo pero hay una elegancia, un intento de dignidad, un límite al ridículo. A estos tres se la traería al fresco no tener un solo amigo en Facebook. De hecho jamás se apuntarían a eso.

Esta película forma parte del cine que se hizo en Hollywood a finales de los sesenta y principios de los setenta. Me explico. La gente del cine se drogaba y se nota. De hecho estas películas, de las que después os dejaré con humildad unos ejemplos tienen un aroma a LSD y marihuana de lo más cachondo. Algunas de puro colocón como "Easy Rider" y otras de resaca chunga como "Malas calles". En esta "A quemarropa" hay una plano fijo de una bañera que es pura psicodelia. En todas estas películas hay alguna escena en la que al equipo se le va la pinza y de verdad que a un servidor le resulta de lo más entretenido porque además forman parte de un periodo del cine que me gusta mucho.

Si os va este rollo amoral y drogado no os perdaís "Harold y Maude", "La conversación", "Contra el imperio de la droga", "Malas Tierras", y muchas más de estos años que en realidad cambiaron el cine americano.