Remitiéndome literalmente a palabras recientes de Sly en el Corriere della Sera:
"He tenido un montón de trabajos y he conocido el cansancio. He trabajado como portero. He trabajado en bares. Aprendes mucho así.
Y creo que es necesario tener una relación con los jóvenes, para no volverse demasiado cínico: ese contacto me estimula".
Lo primero explica que en cerca de medio siglo de carrera todavía le quedase una tarea pendiente, salir bien parado encargándose de un papel superhéroico: esta vez va la vencida, os lo corroboro.
A lo segundo podría achacársele el estímulo de no querer perderse la oportunidad de subir al tren más abarrotado por el mercadeo de la acción hollywoodiense actual entre un público más adolescente, para aceptar, a sus 76 tacos, interpretar a un superhéroe (otra vez).
Pero éste es a su manera, ojo. Como un paria que se desvanece voluntariamente de los focos fingiendo su muerte, tornado en justiciero anónimo cual Balboa con cualidades sobrehumanas.
Y sí, puede que a este basurero y ex guerrero con mallas -entre los espantosos rejuvenecimientos digitales o las secuencias con los leotardos y enmascarando a vete a saber quién bajo el uniforme- le persiga para su etapa más crepuscular la sombra de aquello de 'Hancock' (2008, Peter Berg).
Pero no será a mí a quien le amargue el capricho de ver a Rambo como, ahora sí, no un mafioso interespacial ni un tiburón parlante, sino un superhéroe de pleno derecho y la cara descubierta... en tiempo presente.
Si el Juez Dredd de 1995 era Rambo disfrazado de bombero por Gianni Versace, este Samaritan de 2022 es Rocky Balboa con... bueno, si eso descubridlo.
O qué coño, dejémoslo en que esto es un cruce de caminos entre 'Rocky V' y 'Demolition Man' con Balboa partiéndose el morro contra un Simon Phoenix danés (Pilou Asbæk) al que tenías fichado por 'Borgen' o 'Juego de Tronos' apechugando con un crío insoportable.
Y si lo que buscas es al Sly salvaje que mata con frases lapidarias y luego pregunta haz como en 'Rambo: Last Blood': espérate hasta la última media hora.
Sylvester Stallone no solo no ha perdido todavía la forma física -al menos no es la que generalmente exhibiría un tipo casi octogenario-. Lo que sigue permaneciendo inalterado es su olfato y su instinto de supervivencia.
¡¡Mis respetos, potro!!
Por cierto, ésta es la nueva peli de Julius Avery, el de 'Overlord'. Así que no descartemos que en cuestión de unos años Javier Ruiz Caldera ('Malnazidos') haga un remake con José Coronado.