Buena adaptación de la más irónica y divertida novela de Jane Austen. Teniendo en cuenta la ya confirmada costumbre que tienen los ingleses a crear películas y miniseries de época basadas en clásicos literarios aquí el espectador sólo puede entregarse a pasar un rato entretenido observando bailes, reverencias, cortesías, muselinas y diálogos donde los mensajes indirectos y los modales y formalidades se miden en cada momento en una sociedad llena de chismorreos. Felicity Jones interpreta inteligentemente a la joven imaginativa e ingenua Catherine Morland, amante de los libros góticos, llenos de persecuciones y de casas encantadas, y en sí es un fiel reflejo de cómo las mentalidades de la época estaban dominadas (valga la redundancia) de ideas y sueños que proyectaban hacia las personas y sus actitudes.
Buena también la interpretación de la amiga Isabella, muy correcta, con toda esa coquetería y su carácter manipulador.
Por lo demás ya más o menos se conoce desde antes: ambientación histórica interesante (destacando La abadía de Northanger), vestuario atractivo pero no fastuoso y desde luego, la ironía y el desparpajo con el que Jane Austen trataba a todos sus personajes, perfectamente perfilados. Desde mi punto de vista, cualquier persona a la que le gusten los dramas de época debería verla. Un fallo, y creo que bastante grande: el doblaje de la heroína, con esa voz tan aniñada que a ratos de tanto oírla se hace insoportable. Por esta razón la película gana muchos puntos en su versión original, de ahí que yo recomiende su visionado en inglés. Les aseguro que no se quedarán desilusionados.