Una sustancial mejora con respecto a la primera parte. El apocalipsis de Witt es mucho más divertido y visualmente atractivo que la primera parte de Anderson, la cual además no es que se apoyara en la mejor de las historias. Su secuela tampoco es un quebradero de cabeza pero por lo menos en cuanto a diversión le da mil patadas.

Bastante más acción, más zombies, más efectos especiales y desde luego mejor hechos. La segunda parte es una mezcla de los juegos Resident Evil 2 y 3. No es que tengamos escenas que puedan ser clasificadas como adaptación todavía pero sí que podemos disfrutar de partes bastante más inspiradas que en la primera parte.

Lo que falla, y mucho además, es ese antagonista, ese Némesis que poco tiene que ver con la mentalidad destructiva y persecutoria cual Terminator del Némesis del videojuego. Su final es bastante lamentable, dando uno de esos giros que se te pasan por la cabeza y por el que rezas que nunca llegue. Desgraciadamente tus sospechas se harán realidad y Némesis tendrá un papel determinante a la hora de catalogar la película como peor de lo que es.

Otra cosa que no me acabó de gustar fueron los personajes. Cojamos por ejemplo a la principal novedad, Jill Valentine, imagen incuestionable de los juegos de Capcom. Es una Jill demasiado chunga, demasiado prepotente y sobrada. Pronto queda eclipsada por el personaje de Alice en esa batalla de egos femeninos y acaba convirtiéndose en un personaje secundario a más no poder.

Aunque la película es un entretenimiento puro, la parte final sobra entera. La película parece llegar a su final justo cuando debe, pero se nos cuelan unos minutos de epílogo demasiado largos donde pasan demasiadas cosas preparando ya la tercera parte. En la primera también se hacía, pero aquí está peor disimulado.

Una película entretenida, por lo menos más que la primera, pero todavía muy lejos de ser tomada en cuenta. Esta vez los perros no parecerán pintados con pintura roja. Sin haber visto todavía el resto me atrevería a decir que es la que más me va a gustar, o mejor dicho, la que menos vergüenza me va a dar.