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7.2
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Ciencia ficción. Aventuras. Bélico. Acción. Fantástico. Romance
Año 2154. Jake Sully (Sam Worthington), un ex-marine condenado a vivir en una silla de ruedas, sigue siendo, a pesar de ello, un auténtico guerrero. Precisamente por ello ha sido designado para ir a Pandora, donde algunas empresas están extrayendo un mineral extraño que podría resolver la crisis energética de la Tierra. Para contrarrestar la toxicidad de la atmósfera de Pandora, se ha creado el programa Avatar, gracias al cual los seres ... [+]
22 de diciembre de 2009
22 de diciembre de 2009
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Avatar tiene un curioso efecto, cuando entras al cine, entras en un nuevo mundo, las gafas 3D te introducen en algo que nunca antes se ha hecho, y la experiencia en este aspecto es más que enriquecedora. Una vez que bajas las mencionadas gafitas, ocurre algo similar a lo que le ocurre al protagonista de esta historia al viajar mediante su avatar al mundo de Pandora. El problema viene cuando termina la proyección, sacas tus gafas y ves nuevamente el mundo real, y vuelves a casa a tu pantalla pequeñita, como más o menos le ocurre al protagonista de esta historia.
Si nos agarramos a este sentimiento, avatar consigue esa revolución, y no hay que ser un genio para asegurar que estamos ante una innovación tecnológica que puede sentar las bases (cuando no la base) del cine contemporáneo, pero por desgracia, la revolución no es total, y no lo es porque avatar, como película, no es nada del otro mundo. Su argumento es muy previsible, y Cameron ha optado por demasiados elementos más propios de la factoría Disney, con una historia de princesas y guerreros, de sublevación y de amor más cercana al cine para todos los públicos, que el resto de sus películas.
El principio parece más un homenaje a Aliens que una introducción, hay cosas que nos hacen viajar a aquella colonia que estremeció a medio mundo combinando como nadie la acción con el terror. La aparición de Sigourney Weaver es todo un homenaje y casi un reconocimiento a una carrera.
Avatar consigue lo más importante, que no te sientes estafado. Lo que promete es lo que concede, e incluso llega a superarlo. Pandora, es tan atrayente como pueda resultar un paraiso imaginario y oculta un diseño magnífico de criaturas y sobre todo vegetación, que sin duda es de lo mejor de la película.
A pesar de que la película es un tanto previsible con una historia lineal y unos personajes planos, entretiene como pocas, y creanme cuando digo que a veces es necesario descansar de tanto thriller psicológico, de tanta película oriental sin explicación más que metafísica o de tanta película para bohemios tardíos. Avatar es palomitera, pero es una delicia visual como pocas y una especie de paraíso para la mente, una especie de balneario para nuestro cerebro dejando solo lo ojos para la gozada visual. En cuanto a la película en sí, ya ha quedado claro que el argumento no es una maravilla, aunque habria que ver cuánto de este argumento pertenece al que diseño Cameron hace 15 años, cuando la cosa no era tan previsible.
Avatar cumple con sus expectativas, lo cual es mucho, ofreciendo una revolución tecnológica visual sin ninguna duda, pero que pudo haber sido una revolución completa si hubiera acompañado un argumento decente con giros de guion inesperados. Aún así, no estamos ante un despliegue visual al más puro estilo de Roland Emmerich o Wolfgang Petersen y la historia en sí tiene la suficiente chicha como par ser aceptable, incluyendo moralejas que no suenan del todo hipócritas. Imprescindible su visionado en 3D.
Si nos agarramos a este sentimiento, avatar consigue esa revolución, y no hay que ser un genio para asegurar que estamos ante una innovación tecnológica que puede sentar las bases (cuando no la base) del cine contemporáneo, pero por desgracia, la revolución no es total, y no lo es porque avatar, como película, no es nada del otro mundo. Su argumento es muy previsible, y Cameron ha optado por demasiados elementos más propios de la factoría Disney, con una historia de princesas y guerreros, de sublevación y de amor más cercana al cine para todos los públicos, que el resto de sus películas.
El principio parece más un homenaje a Aliens que una introducción, hay cosas que nos hacen viajar a aquella colonia que estremeció a medio mundo combinando como nadie la acción con el terror. La aparición de Sigourney Weaver es todo un homenaje y casi un reconocimiento a una carrera.
Avatar consigue lo más importante, que no te sientes estafado. Lo que promete es lo que concede, e incluso llega a superarlo. Pandora, es tan atrayente como pueda resultar un paraiso imaginario y oculta un diseño magnífico de criaturas y sobre todo vegetación, que sin duda es de lo mejor de la película.
A pesar de que la película es un tanto previsible con una historia lineal y unos personajes planos, entretiene como pocas, y creanme cuando digo que a veces es necesario descansar de tanto thriller psicológico, de tanta película oriental sin explicación más que metafísica o de tanta película para bohemios tardíos. Avatar es palomitera, pero es una delicia visual como pocas y una especie de paraíso para la mente, una especie de balneario para nuestro cerebro dejando solo lo ojos para la gozada visual. En cuanto a la película en sí, ya ha quedado claro que el argumento no es una maravilla, aunque habria que ver cuánto de este argumento pertenece al que diseño Cameron hace 15 años, cuando la cosa no era tan previsible.
Avatar cumple con sus expectativas, lo cual es mucho, ofreciendo una revolución tecnológica visual sin ninguna duda, pero que pudo haber sido una revolución completa si hubiera acompañado un argumento decente con giros de guion inesperados. Aún así, no estamos ante un despliegue visual al más puro estilo de Roland Emmerich o Wolfgang Petersen y la historia en sí tiene la suficiente chicha como par ser aceptable, incluyendo moralejas que no suenan del todo hipócritas. Imprescindible su visionado en 3D.