Película de gran contenido político muy bien plasmado en la pantalla, evitando convertirse en una película oportunista o demagógica con denso a la par que inteligente guión y actuaciones más que cuestionables en lo referente a los actores principales (que son respaldados por los secundarios acertadamente).
Mike Nichols dirige con maestría esta película que tiene momentos para el triunfalismo y para la autocrítica por igual, distanciándose por tanto de las típicas películas en las que EEUU ejerce su papel de policía internacional con éxito y dejándo lugar para la ambigüedad como bien se puede apreciar en su agridulce final (en su contenido, no en su ejecución ya que deja el sentimiento de moraleja como pocos).
La actuación de Tom Hanks pasa sin pena ni gloria, simplemente correcta y nada más, en cambio Julia Roberts está en todo momento fuera de lugar y sus apariciones incluso consiguen frenar el adecuado ritmo de la película. El camaleónico Philip Seymour Hoffman cumple con solvencia y sin mayor esfuerzo con la mejor actuación del reparto y será el encargado de propiciar las pocas pinceladas de humor que se dejan ver en esta película de corte tan serio.
Por tanto, visión de la guerra fría muy adecuada, sin excesivos discursos autotriunfalistas pero sin llegar a pecar tampoco de humildad, que consigue hacer de una guerra de despachos, a priori aburrida, algo interesante y dinámico a pesar de su entramado guión.