Supongo que me ocurrió lo que a la mayoría que se ha atrevido a ver Wonderstruck. Empecé con ilusión, intrigado por esa doble historia y muy interesado en crear teorías en mi mente que dieran sentido a la conexión entre dos historias. Uno se monta en su cabeza tantas posibilidades que acaba siendo su propio verdugo, y es que Todd Haynes, o mejor dicho Brian Selznick, acaban por revelar una solución demasiado fácil.

Así que sin entrar en spoilers, os diría que dejarais un poco en segundo plano esa conexión. No os obsesionéis por intentar descifrar el enigma porque no lo es tanto. Desgraciadamente si obviamos toda esa parte, lo que nos queda es una película que como digo empieza bien pero que muere a la media hora. Llega un punto donde no pasa absolutamente nada, quedando demasiado metraje por delante, y llega un punto donde el interés decae sobremanera, lo cual se potencia con una película prácticamente inconclusa que deja una cantidad insalvable de interrogantes. Desconozco si el libro ata todo mucho más en corto. Casi seguro que sí, porque difícil es hacerlo peor narrativamente hablando.

Algunas caras conocidas intentan dar más presencia a una película que de alguna manera busca la magia, pero se encuentra con la indiferencia.