Enervante filme de intriga, con elementos de fantasía, psycho-killer y suspense, que resulta un fiasco de padre y muy Sr.mío, gracias a la frustrante dirección de Marc Evans.
Se supone que en el papel quedaba muy bien la historia, pero en imágenes da una lamentable impresión, debido al desbarajuste de planos, ideas, diálogos, miradas, silencios y extrañas apariciones y desapariciones, rodadas de forma aparentemente ágil, pero que solo dejan indiferente al espectador quien, ya desde los primeros minutos intuye que solo está viendo un galimatías sin ningún sentido.
Mediante el nervioso movimiento de la cámara, contemplamos el devenir de un pobre diablo, cuyos sinsabores no tienen fundamento alguno, llegando a aburrir de lo lindo.
Todo es un maremagnum de planos sin ningún valor que desembocan en un final pretendidamente sorprendente y que trae al pairo a quien lo esté viendo.
Una mala película, que no aprovecha siquiera (aunque es lo mejor) la presencia de la bonita Mena Suvari, quien se defiende mal que bien con su desdibujado personaje. Pero es la única que tiene verdadera vida, el resto es una sucesión de imágenes vacías.