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España España · Barcelona
Voto de Ulher:
4
Drama Marcela, una joven con apuros económicos, durante el verano cuida de Amador, un anciano postrado en cama, en ausencia de su familia. Los dos no tardarán en confiarse sus respectivos secretos. Un suceso inesperado deja a la chica enfrentada a un difícil dilema moral. Pero Amador y Marcela han alcanzado ya, sin saberlo, un acuerdo. Al cumplirlo, van a demostrar que la muerte no siempre es capaz de detener a la vida. (FILMAFFINITY)
6 de octubre de 2010
39 de 58 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un anciano consejero postrado en un cama debatiéndose entre la vida y la muerte, una sexagenaria prostituta relatando sus vivencias al más puro estilo El Club de la comedia, los intentos por ocultar un cadáver. ¿Verdad que ya lo hemos visto en nuestro cine patrio en alguna ocasión? Pues bien, Aranoa ha decidido echar mano de su vena recopilatoria para ofrecernos en su último trabajo un compendio de grandes obras del cine español.
El artífice del cine social español nos acerca una historia carne de cualquier programa sensacionalista. Con tópicos a más no poder, Amador llega a nuestras pantallas con ánimo de concienciar al público de lo difícil que resulta para el inmigrante hacerse un hueco en nuestra sociedad.
El objetivo del cine social es constituir una crítica sin embargo el director de Los lunes al sol cumple la premisa muy por encima. Cuando el guión alcanza momentos excelentes, vease las sublimes conversaciones entre los personajes de Magaly Solier y Celso Bugallo, al cineasta se le antoja no llegar al debate e introducir elementos cómicos para sobrevivir al sopor que suponen los primeros planos de la actriz. Y es precisamente aquí donde la cinta se pierde en si misma. Aunque esté catalogada de drama, los momentos desternillantes se comen las lágrimas de Solier. La cinta se recordara por la fantástica Fanny de Castro cuyas escenas inundan la sala de carcajadas.
Con un ritmo exasperadamente lento, Amador resulta una experiencia difícil de digerir y no precisamente por su temática sino por su lenguaje cinematográfico. Los mencionados primeros planos no ayudan a una narración narcótica ni tampoco la interpretación de sus protagonistas. La actriz peruana no contribuye a que el viaje sea más llevadero. En ningún momento su caída de ojos consigue emocionar, algo que se presume como necesario en una cinta que alardea de sufrimiento.
Además nos hayamos ante un guión plagado de frases de anuncio que resultan antinaturales y discursos lapidarios que no dejan en el espectador el efecto deseado.
Aranoa es la Coixet del extrarradio. Pedante por momentos pero de una manera más tosca, el director ahora decide que las putas no son princesas sino sirenas y yo le pregunto ¿por qué?
Ulher
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