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Voto de Wild In Love:
10
Voto de Wild In Love:
10
8.3
84,413
Comedia
Época de la Ley Seca (1920-1933). Joe y Jerry son dos músicos del montón que se ven obligados a huir después de ser testigos de un ajuste de cuentas entre dos bandas rivales. Como no encuentran trabajo y la mafia los persigue, deciden vestirse de mujeres y tocar en una orquesta femenina. Joe (Curtis) para conquistar a Sugar Kane (Monroe), la cantante del grupo, finge ser un magnate impotente; mientras tanto, Jerry (Lemmon) es cortejado ... [+]
2 de mayo de 2009
2 de mayo de 2009
17 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
No vamos a mencionar aquí las numerosas e inamovibles virtudes que posee esta estupenda comedia. En estas líneas se hablará única y exclusivamente de Marilyn, icono de la mujer inalcanzable por su belleza. Marilyn, diosa triste entre el cielo y el infierno, alma rota, corazón al galope, puro fuego, instinto animal, oración y carne, laberinto cerrado, acertijo y enigma, latigazo sexual, poesía inacabada. Marilyn, envuelta en terciopelo, con labios de cristal, que cortan y se rompen al besar, muerte en la boca, veneno que siempre vuelve, Marilyn.
Como un ángel que todo lo eclipsa con su mera presencia. Mirad a Marilyn, tocando el ukelele, avergonzada cuando una petaca de whisky se desliza desde su falda hacia el suelo, Marilyn, confesando en el lavabo de un tren su empatía amorosa con los músicos saxofonistas. Marilyn, siempre y solo Marilyn, soñando que se enamora, besando a su príncipe azul, aceptando finalmente su destino. Así era Marilyn hecha fotograma, y entonces aquella quimera podía sentirse y tocarse, tan humana y tan mundana, sólo nuestra, sólo mía, Marilyn.
Algunas veces me enamoré de Marilyn. Se llamaba en realidad Marta, tal vez Tania o Estefanía. Aquellas mujeres que entraron en mi vida como un huracán de hielo y distancia, alterándome el ritmo cardiaco, Marilynes del ayer, caramelos en el cenit de mis sentidos, arco iris difuminados, aullidos a la luna entre vasos vacíos, prisiones sin recuerdos ni olvido, precipicios de deseo, mujeres bellísimas de estulticia y humo, que siguieron su camino sin ni siquiera haberme visto aunque hubiera dado el cielo por un solo corte de sus labios.
Sin embargo yo besé a aquellas mujeres. Y os puedo contar que las amé a todas a ellas, y mi boca no sangraba en esos besos, porque eso son los sueños, pedazos de vida fabricados a medida, Marta, Tania, Estefanía fuera de ellos fuisteis solo una ilusión, pero dentro erais sólo para mi al igual que lo era ella, cuando el cine la mostraba vulnerable, cuando el cristal no cortaba, Marilyn.
https://corazonesenelprecipicio.blogspot.com
Como un ángel que todo lo eclipsa con su mera presencia. Mirad a Marilyn, tocando el ukelele, avergonzada cuando una petaca de whisky se desliza desde su falda hacia el suelo, Marilyn, confesando en el lavabo de un tren su empatía amorosa con los músicos saxofonistas. Marilyn, siempre y solo Marilyn, soñando que se enamora, besando a su príncipe azul, aceptando finalmente su destino. Así era Marilyn hecha fotograma, y entonces aquella quimera podía sentirse y tocarse, tan humana y tan mundana, sólo nuestra, sólo mía, Marilyn.
Algunas veces me enamoré de Marilyn. Se llamaba en realidad Marta, tal vez Tania o Estefanía. Aquellas mujeres que entraron en mi vida como un huracán de hielo y distancia, alterándome el ritmo cardiaco, Marilynes del ayer, caramelos en el cenit de mis sentidos, arco iris difuminados, aullidos a la luna entre vasos vacíos, prisiones sin recuerdos ni olvido, precipicios de deseo, mujeres bellísimas de estulticia y humo, que siguieron su camino sin ni siquiera haberme visto aunque hubiera dado el cielo por un solo corte de sus labios.
Sin embargo yo besé a aquellas mujeres. Y os puedo contar que las amé a todas a ellas, y mi boca no sangraba en esos besos, porque eso son los sueños, pedazos de vida fabricados a medida, Marta, Tania, Estefanía fuera de ellos fuisteis solo una ilusión, pero dentro erais sólo para mi al igual que lo era ella, cuando el cine la mostraba vulnerable, cuando el cristal no cortaba, Marilyn.
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