Yo que no soy muy de cine español no puedo más que quitarme el sombrero ante esta maravilla. Después de oír hablar mucho y muy bien sobre esta película, y con el precedente de Grupo 7, mis expectativas ante la obra de Alberto Rodríguez eran enormes. Pero La Isla Mínima no solo está a la altura, sino que supera incluso mis expectativas, y lo hace con nota.

La película trata sobre un par de policías, muy diferentes entre si y con un sombrío pasado a sus espaldas, investigando un caso en un pueblo rural del sur de España. Todo al más puro estilo True Detective (sin nada que envidiar a dicha serie). La historia es buena y está muy bien llevada, sabiendo mantener la tensión y yendo in crescendo hasta un apabullante clímax final, uno de los mejores que he visto jamás (será por la lluvia). Los dos personajes protagonistas son grandiosos y llevan la narración al más alto nivel. Están interpretados magistralmente por parte de Raúl Arévalo y Javier Gutiérrez, que saben darle intensidad a unos personajes lóbregos y profundos, muy acorde con el tono de la película y su historia. La música acompaña muy bien, pero lo más destacable es la atmósfera que crea el film. De principio a fin predomina un ambiente áspero y seco, lleno de polvo, sombras y barro. Todo esto se plasma en una fotografía que solo puede definirse como perfecta. Todo esto junto crea una nueva obra maestra del cine español.