En pleno siglo XXI, hay personas que se pregunta hacia donde va la evolución del arte cinematográfico, yo soy una de esas personas, aunque cabe preguntarse primero si toda evolución que ha experimentado hasta ahora es hacia una buena dirección.

Para empezar sobre una base lógica, cabe recordar que el cine comenzó principalmente como un experimento artístico, cumpliendo las vanguardias y movimientos de cada época en el que se desarrollaba como el cine surrealista o el cine posmoderno, y fue así durante principios del siglo XX hasta los años 80, donde los maestros directores mostraban en sus películas, su forma de ver el mundo, enfocar una historia, hacernos pensar cambiando el modo de ver la realidad, una estética brillante … En esos tiempos donde la gente iba al cine para admirar un buen argumento, como en un buen drama, comedia …

Aunque el cine siempre se ha podido dividir en dos vertientes, el comercial, este menos desenvuelto antaño, y el, por denominarlo de algún modo, artístico, este último en la actualidad ha perdido fuerza quedando reducido a como máximo unas pocas películas al año, menos mal que siempre nos quedará el cine de autor y el cine extranjero muchas veces independientes del cine estadounidense, porque la evolución que se observa hoy en día en el cine tiene que ver con la llegada del la denominada “2º edad de oro” de Hollywood, donde el cine perdió en mi opinión la facultad de arte para convertirse en un mero divertimento de 2 horas con una exagerada fabricación en masa de taquillazos sin argumento, enganche, estética y en definitiva con falta del sentido del gusto que solo busca la risa o el lagrimón fácil, sin pararse en, de algún modo, “lo profundo” (la estética, la banda sonora, la expresión …), que pienso es lo que realmente define al buen arte.

Por otra parte de la evolución, una cosa que siempre va unida a ella, la tecnología, creo que hoy en día no se puede entender una sin la otra, sobretodo en el cine, donde la aplicación de una sobre la otra a dado lugar a películas con increíbles efectos especiales, mundo impensables, una mejor calidad de imagen, dibujos mejor desarrollados o mi bien querido enemigo el 3D, dejando a un lado, lo que viene ligado al arte, igual que el cine descrito en el párrafo anterior ya que están muy unidos, ha creado por un lado espectadores que lo único que desean ver son buenas explosiones, independientemente de la insensibilización ante la violencia que esto produce, y por otro ha conseguido que los amantes del celuloide odien cada día más las taquillas, directores, actores y actrices. Todo esto me lleva a preguntarme después de la evolución que ha sufrido la pantalla, ¿podemos seguir considerándola arte?

La razón principal por la que escribo esto no es porque esté pidiendo un cambio de tuerca en el cine actual o en sus espectadores, cada uno/a es libre de hacer la película que quiera o de ver la película que quiera , es porque en “pleno” siglo XXI casi todo el mundo me pregunta porque habiendo los avances tecnológicos de hoy voy a ir a ver una película muda y en blanco y negro como The Artist, para empezar porque creo que una película sin todas las “facilidades” que tiene ahora el cine, se convertirá en un cine puro, más centrado en las estética y en la banda sonora que en diálogos estúpidos que dan lugar a muchas veces a malos argumentos o que en efectos especiales que lo único que buscan es la desganada ovación del público.

La conclusión de todo esto es muy simple, creo que hoy en día hacer una película con las características de The Artist es ser pionero en todos los sentidos y atreverse con algo que para casi todo el público, por no decir todo, es completamente desconocido como son los valores y estética que tenían las primeras películas del siglo XX, ya que muy pocos de los cinéfilos de hoy en día, entre los cuales no me incluyo, han visto películas en blanco y negro y mucho menos mudas, es de gran coraje y aunque cabe la posibilidad de que el público pueda no aceptarla, por ser un avance hacia atrás en el tiempo, creo que eso no pasará y que hará que los nostálgicos cinéfilos volvamos a darle un voto de confianza a la taquilla actual.

Solo me queda decir que esta “nueva” experiencia cinéfila podríamos tomarla como una vuelta de los valores antiguos del séptimo arte en los tiempos modernos.