Muy pocas veces consigue una película poner a público y crítica tan de acuerdo como ha hecho ésta ópera prima del jovencísimo director belga LUKAS DHONT. Arrasó en Cannes con el premio a la mejor ópera prima y el Fipresci de la crítica internacional y volvió a sorprender en el Zinemaldi, llevándose el premio de la juventud y el Sebastian a la mejor película de temática LGTBI.

Y razones no le faltan, consigue enganchar a la trama desde el minuto 1 con una recreación luminosa y elegante del universo que rodea a LARA y es que la presencia del actor debutante VICTOR POLSON ayuda y mucho, a la delicada mirada del director sobre el argumento que da pié a la película; la transexualidad y su difícil encaje en una sociedad regida por unas normas donde lo diferente asusta y se hace incómodo.

Las reflexiones que crea durante su visionado son tanto o más importantes que la propia película en sí e incluso creo que debiera ser expuesta en muchos centros docentes como inestimable ayuda a la comprensión de la difícil situación que viven muchas personas encerradas en cuerpos que no les pertenecen y a las que la estupidez y la necedad, procuran una existencia todavía aún más complicada.

Para LARA es difícil dominar la danza, no porque sea transgénero, sino porque ha empezado más tarde que las demás y esos años de diferencia son los que marcan su paso en el ballet de alto nivel, al igual que existen grandes diferencias entre los propios bailarines y no todos llegarán nunca a ser Nijinski.

Aceptando nuestras diferencias y contradicciones, evolucionaremos hacia otros estados prácticamente impensables hace no tanto tiempo a pesar de que nuestras percepciones están también continuamente en tránsito, como las de Lara en éste prodigio cinematográfico que es GIRL.