Como los relatos de Stephen King, como las historias de Patricia Highsmith, este cuento dirigido por William Brent Bell se instala desde su inicio en la expectativa del espectador por disfrutar un buen rato de suspenso e intriga. Seguramente, el enfoque del filme está ligado a un desenlace en el que todos los hilos se logren concretar en una prenda, y eso hará que muchos tomen por muy manipuladora la historia, sin embargo, en estas lides de la construcción de relatos, precisamente, lo que importa es cómo se entrelazan los hilos dispuestos por el tejedor, en este caso el guionista Stacey Menear.
Por mi parte queda la complacencia de disfrutar una buena historia que, a mi juicio, puede servir como introducción a lo que puede ser el cine de terror para formar espectadores del mañana. Sí, algo así como terror para niños.