Añadir a mi grupo de amigos/usuarios favoritos
Puedes añadirle por nombre de usuario o por email (si él/ella ha accedido a ser encontrado por correo)
También puedes añadir usuarios favoritos desde su perfil o desde sus críticas
Nombre de grupo
Crear nuevo grupo
Crear nuevo grupo
Modificar información del grupo
Aviso
Aviso
Aviso
Aviso
El siguiente(s) usuario(s):
Group actions
You must be a loged user to know your affinity with Edu dSada
- Recomendaciones
- Estadísticas
- Sus votaciones a categorías
- Críticas favoritas elegidas por Edu dSada
- Contacto
- Sus redes sociales
-
Compartir su perfil
Voto de Edu dSada:
8
Voto de Edu dSada:
8
7.2
5,552
Drama. Romance
Guerra Civil norteamericana (1861-1865). John Mc Burney (Clint Eastwood), un soldado yanki malherido es rescatado por una jovencita de una escuela de señoritas del Sur. Se las arregla para llevarle a la escuela, aunque al principio todas las mujeres están aterrorizadas. Cuando empieza a recuperarse, una a una las irá conquistando a todas, y así el ambiente se irá enrareciendo a causa de los celos. (FILMAFFINITY)
11 de octubre de 2021
11 de octubre de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El azar, como con casi todas las cosas buenas de la vida, ha sido decisivo para que descubriese esta película. El azar y un poco de curiosidad, porque no decirlo, ya que la historia comienza bastante trastabillada. No puedo negar que pronto me empezaron a saltar las alarmas de que estaba frente al típico pufo que Filmaffinity a veces te cuela por toda la escuadra mediante Almas Gemelas, Amigos y Usuarios Entusiastas con poco sentido del ridículo.
Lo dicho, comienzo flojo, como con miedo escénico, pero poco a poco la calidad se va imponiendo al igual que hace Djokovic tras perder los dos primeros sets de un Grand Slam. Y tras quince minutos ya estás enganchado porque uno es una maruja tras unas gafas de pasta y quiere saber en que va a terminar todo este puterío. Pero hay puterío a lo fast food, de musculo, silicona y tatuaje, que acaba en orgasmo y reproche al calor de una hoguera, y puterío de orfebre, que no esconde el sabor amargo de las malas decisiones. Por si hay algún despistado, estamos ante el segundo tipo de puterío.
Los fotogramas se suceden mostrando un espectáculo sensual que se va dosificando más por inteligencia que por pudor. Y cuando crees que le has pillado el truco a la historia alguien tiene la maravillosa idea de añadir unas gotas de angostura que convierten al empotrador confederado en el mismísimo James Caan en Misery.
El paso de los años ha dejado en fuera de juego unos innecesarios diálogos internos. También se echa de menos haber puesto un poco más el foco en alguna de las internas más inmunes al encanto de Eastwood, aunque solo fuese por bajarle un poquito los humos. Sin embargo, estos cincuenta años le han dado a la cinta una cierta pose transgresora con alguna escena que sólo se podría haber grabado en los setenta, como el beso a la niña de doce años. Por lo demás, una película fantástica y disfrutona que, sin duda, merece 109 minutos de tu vida sobre todo a ti, que tanto te gusta presumir en las entrevistas de trabajo que tus pasiones son el cine, la literatura y viajar.
Lo dicho, comienzo flojo, como con miedo escénico, pero poco a poco la calidad se va imponiendo al igual que hace Djokovic tras perder los dos primeros sets de un Grand Slam. Y tras quince minutos ya estás enganchado porque uno es una maruja tras unas gafas de pasta y quiere saber en que va a terminar todo este puterío. Pero hay puterío a lo fast food, de musculo, silicona y tatuaje, que acaba en orgasmo y reproche al calor de una hoguera, y puterío de orfebre, que no esconde el sabor amargo de las malas decisiones. Por si hay algún despistado, estamos ante el segundo tipo de puterío.
Los fotogramas se suceden mostrando un espectáculo sensual que se va dosificando más por inteligencia que por pudor. Y cuando crees que le has pillado el truco a la historia alguien tiene la maravillosa idea de añadir unas gotas de angostura que convierten al empotrador confederado en el mismísimo James Caan en Misery.
El paso de los años ha dejado en fuera de juego unos innecesarios diálogos internos. También se echa de menos haber puesto un poco más el foco en alguna de las internas más inmunes al encanto de Eastwood, aunque solo fuese por bajarle un poquito los humos. Sin embargo, estos cincuenta años le han dado a la cinta una cierta pose transgresora con alguna escena que sólo se podría haber grabado en los setenta, como el beso a la niña de doce años. Por lo demás, una película fantástica y disfrutona que, sin duda, merece 109 minutos de tu vida sobre todo a ti, que tanto te gusta presumir en las entrevistas de trabajo que tus pasiones son el cine, la literatura y viajar.