Para valorar esta película habría que acordarnos del papel que hace Al Pacino en el Padrino II, aquel Michael Corleone refinado, de movimientos y gestos dóciles, de mirada pausada y penetrante, dueño de la situación e increíblemente analítico y reflexivo. Ahora Vamos con Tony Montana un tipo sin educación, repulsivo, con pinta de patán, un corte de pelo tipo convicto, un lenguaje obsceno y limitado, impetuoso, gañan y terriblemente temperamental. Son dos personas diametralmente diferentes, pero con algo en común... ambos son gansters y muy bien interpretados los dos.
Bien decía el sabio Vito Corleone, "yo nunca voy a meterme en el negocio de las drogas" ya que las mafias que manejan este tipo de estupefaciente en Colombia, México, Miami es de lo peor y sanguinario que existe y hay varios Tony Montana entre los carteles de la droga en el mundo.
La película es muy buena, la actuación de Pacino es soberbia, al igual que la música del señor Giorgio Moroder.
Nunca aburre y sobre todo para los que aprecian el buen cine de mafiosos, menos