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España España · Madrid
Voto de Cyllan:
7
Romance. Drama Elizabeth (Norah Jones) es una joven que comienza un viaje espiritual a través de América en un intento de recomponer su vida tras una ruptura. En el camino, enmarcada entre el mágico paisaje urbano de Nueva York y las espectaculares vistas de la legendaria Ruta 66, la joven se encontrará con una serie de enigmáticos personajes que le ayudarán en su viaje. (FILMAFFINITY)
1 de enero de 2009
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puertas que se te cierran en las narices, llaves que se guardan como un tesoro, aprendizaje, y al final llaves que se tiran para que puedan abrirse otras puertas.

Al chino Wong Kar Wai desde que disfrutara tantísimo con sus Deseando Amar y 2046 le tengo respeto. Su trayectoria es inmejorable, y este título no viene sino a confirmarlo. Rodada con la delicadeza y la fuerza contenida que sólo los orientales saben hacer tan bien, tras la visión de My Blueberry Nights uno sale con una sensación de intimidad, de que ha visto algo pequeño pero importante. Hace tiempo que no veía un romanticismo tan bien entendido.
Las tres historias vitales tejidas por el sabio guión del propio director se entrelazan bajo el hilo conductor de la búsqueda de sí misma por América de la incansable y desamparada Norah Jones. La primera incursión en el cine de esta famosísima cantante, que yo ni conocía, me ha convencido del todo. De Jude Law, Rachel Weisz y Natalie Portman ya estaba convencida y también están a la altura. Les han regalado unos papeles geniales y los han aprovechado. Resultan creíbles, sinceros y dulcemente vulnerables. Y no sólo a la altura interpretando… Hay que ver que pandilla de bonitos ha reunido Kar Wai, y hay que ver que guapísimos los retrata él. El preciosismo marca de la casa está patente a lo largo de todo el metraje. Llama mucho la atención eso en la peli. Los largos -primerísimos- planos de los cuatro actores desarreglados o no, tristes o contentos, diurnos o nocturnos son siempre maravillosos. Es que te los quieres comer, je. Esto le ha ganado detractores. ¿Demasiada frivolidad el abuso de la estética? En Kar Wai no, rotundamente no. Yo no entendería igual sus historias sin ese regalo para la vista que es su fotografía, sus estirados tiempos, sus cámaras lentas. Atención al uso que hace de la noche y el día para presentarnos aspectos de la personalidad de los personajes. Uno de ellos sólo tiene noches, otros dos inseguros se transforman cuando anochece y el último aprende a ser igual todo el rato, ¿quién es quién?
Cyllan
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