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Voto de Manospondylus:
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Ciencia ficción. Acción. Aventuras
Veintidós años después de lo ocurrido en Jurassic Park, la isla Nublar ha sido transformada en un enorme parque temático, Jurassic Wold, con versiones «domesticadas» de algunos de los dinosaurios más conocidos. Cuando todo parece ir sobre ruedas y ser el negocio del siglo, un nuevo dinosaurio de especie desconocida, pues ha sido creado manipulando genéticamente su ADN, y que resulta ser mucho más inteligente de lo que se pensaba, se ... [+]
12 de diciembre de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Muchos tendrían otro aspecto, pero usted no pidió realismo. Usted pidió más dientes". Esta frase pronunciada por uno de los personajes es perfecta para hacernos una idea de lo que es Jurassic World. Porque no parece una película de dinosaurios.
Colin Trevorrow toma el relevo de Joe Johnston en la saga y firma la que muchos consideran la mejor secuela de Jurassic Park, lo que tampoco es decir mucho. Y lo hace teniendo muy claros sus objetivos, porque en ningún momento tenía en mente hacer una película diferente y original, profunda y compleja. Nada de eso. Ni siquiera intenta alcanzar esa película que en 1993 planteara por primera vez, en el cine, la posibilidad de crear un parque zoológico de especies extintas, traídas de vueltas gracias a la clonación, con todo lo que ello conlleva.
Jurassic World retoma la idea de la entrega original y la desarrolla hacia el momento en el que el parque está completamente operativo y abierto al público, pero en general recuerda demasiado a la primera parte, sin igualarla. Es una secuela, no un remake, aunque se parece mucho. Demasiado. El nuevo parque se levanta sobre el viejo, así como la nueva entrega se desarrolla sobre la antigua, por lo que nunca consigue separarse de ella: Jurassic World vive a la sombra de Jurassic Park; y es en efecto una pobre sombra de la película de Spielberg. Trevorrow lo sabe y así lo deja claro en boca de uno de los personajes: "Aquel primer parque era auténtico. Yo le tengo un respeto enorme".
Sobre los animales hay mucho que decir, pero puede resumirse en que el dinosaurio mejor representado es ese pequeño terópodo negro que aparece dando saltitos sobre un coche, antes de emprender el vuelo, al principio de la película (sí, me refiero al pájaro). El resto tienen, precisamente, "otro aspecto", incluyendo la ausencia total de plumas, protoplumas y pelo (las picnofibras de las que carece uno de los géneros de pterosaurios, que, por cierto, no son dinosaurios), posturas erróneas y tamaños exagerados (como ese mosasaurio traga-tiburones, que tampoco es un dinoasurio). Nada nuevo, por otra parte, en la saga, pues conviene recordar que los famosos velociraptores ya sufrieron importantes cambios en la primera película y así se han mantenido: como criaturas sanguinarias, inteligentes y extremadamente veloces, muy alejados del pequeño animal emplumado de no más de 50 kg, cuyas garras eran menores a las de algunas águilas actuales.
Entonces, tenemos unos dinosaurios superlativos y desactualizados, parecidos a las reconstrucciones de finales del siglo veinte, que se comportan como auténticos monstruos de película, persiguiendo insistentemente a todo lo que se mueva, o luchando violentamente como si fueran kaijū. No es de extrañar puesto que Trevorrow ni siquiera distingue entre dinosaurios, pterosaurios y mosasaurios (estos últimos parientes cercanos de los actuales lagartos y serpientes). Aunque eso no es lo peor, no. El argumento es simple: el parque está abierto. Pero se le añade un elemento disonante y es ese híbrido genético al que llaman por el efectista nombre de Indominus rex. Un batiburrillo de especies (desde dinosaurios y otros reptiles a ranas y sepias) que se hace odiar. Por si fuera poco, hay varias incoherencias en la propia trama. Así, se nos dice y reitera que el nuevo dinosaurio que se han inventado es un animal que ha crecido aislado y es incapaz de relacionarse con otros animales, pero cuando se encuentra con la manada de velociraptores puede comunicarse con ellos por ser "en parte raptor". Por si fuera poco, el bicho también es en parte Tyrannosaurus, pero no puede o no quiere comunicarse con este. Como tampoco tiene sentido que dos especies de pterosaurios, que conviven pacíficamente, se abalancen a por cualquier cosa que se mueva, como si estuvieran muertos de hambre, en cuanto escapan del aviario.
Así, durante una buena parte de la película, una parte del cerebro nos dice que algo no funciona. Algo no tiene sentido en esa sucesión de carreras y persecuciones, ataques y peleas de monstruos. Pero, desconectando esa parte más crítica, puede llegar a disfrutarse. Dejando la lógica y la razón un poco al margen, la película puede ser divertida; y ese es el objetivo.
Colin Trevorrow no engaña a nadie: nunca ha ocultado que su intención no iba más allá del de crear una película estúpida y entretenida. Es más, asegura que intentó rodarla desde el punto de vista de un niño, que incorporó deliberadamente diversos clichés y estereotipos del género y que incluso se inspiró en videojuegos para varias tomas. Y eso es Jurassic World: simple y directa, y muy predecible, excepto por un par de situaciones tan absurdas que superan cualquier expectativa (ver spoiler al final).
A la trama simple hay que añadirle unos personajes arquetípicos, incluyendo los irritantes niños (que no han faltado en ninguna entrega de la saga), al tipejo belicista sin escrúpulos, al millonario excéntrico, al nerd fanático de los dinosaurios y al científico al que le entusiasma jugar con la naturaleza (personaje recuperado de la primera entrega). También está Bryce Dallas Howard corriendo por ahí... En tacones. Eso sí, Chris Pratt cumple sobradamente en su papel, gracias a su presencia y carisma en pantalla. Pero a decir verdad poco interesan, porque la película consigue que nos importe más la vida de un Apatosaurus que la de cualquier humano. Y, por supuesto, no podemos olvidar el inverosímil y forzado romance que se desarrolla como cabía esperar, mientras muere gente alrededor.
Es cierto que se plantea, una vez más...
(Sigue en el "spoiler" pero sin spoilers, hasta que se indique lo contrario)
Colin Trevorrow toma el relevo de Joe Johnston en la saga y firma la que muchos consideran la mejor secuela de Jurassic Park, lo que tampoco es decir mucho. Y lo hace teniendo muy claros sus objetivos, porque en ningún momento tenía en mente hacer una película diferente y original, profunda y compleja. Nada de eso. Ni siquiera intenta alcanzar esa película que en 1993 planteara por primera vez, en el cine, la posibilidad de crear un parque zoológico de especies extintas, traídas de vueltas gracias a la clonación, con todo lo que ello conlleva.
Jurassic World retoma la idea de la entrega original y la desarrolla hacia el momento en el que el parque está completamente operativo y abierto al público, pero en general recuerda demasiado a la primera parte, sin igualarla. Es una secuela, no un remake, aunque se parece mucho. Demasiado. El nuevo parque se levanta sobre el viejo, así como la nueva entrega se desarrolla sobre la antigua, por lo que nunca consigue separarse de ella: Jurassic World vive a la sombra de Jurassic Park; y es en efecto una pobre sombra de la película de Spielberg. Trevorrow lo sabe y así lo deja claro en boca de uno de los personajes: "Aquel primer parque era auténtico. Yo le tengo un respeto enorme".
Sobre los animales hay mucho que decir, pero puede resumirse en que el dinosaurio mejor representado es ese pequeño terópodo negro que aparece dando saltitos sobre un coche, antes de emprender el vuelo, al principio de la película (sí, me refiero al pájaro). El resto tienen, precisamente, "otro aspecto", incluyendo la ausencia total de plumas, protoplumas y pelo (las picnofibras de las que carece uno de los géneros de pterosaurios, que, por cierto, no son dinosaurios), posturas erróneas y tamaños exagerados (como ese mosasaurio traga-tiburones, que tampoco es un dinoasurio). Nada nuevo, por otra parte, en la saga, pues conviene recordar que los famosos velociraptores ya sufrieron importantes cambios en la primera película y así se han mantenido: como criaturas sanguinarias, inteligentes y extremadamente veloces, muy alejados del pequeño animal emplumado de no más de 50 kg, cuyas garras eran menores a las de algunas águilas actuales.
Entonces, tenemos unos dinosaurios superlativos y desactualizados, parecidos a las reconstrucciones de finales del siglo veinte, que se comportan como auténticos monstruos de película, persiguiendo insistentemente a todo lo que se mueva, o luchando violentamente como si fueran kaijū. No es de extrañar puesto que Trevorrow ni siquiera distingue entre dinosaurios, pterosaurios y mosasaurios (estos últimos parientes cercanos de los actuales lagartos y serpientes). Aunque eso no es lo peor, no. El argumento es simple: el parque está abierto. Pero se le añade un elemento disonante y es ese híbrido genético al que llaman por el efectista nombre de Indominus rex. Un batiburrillo de especies (desde dinosaurios y otros reptiles a ranas y sepias) que se hace odiar. Por si fuera poco, hay varias incoherencias en la propia trama. Así, se nos dice y reitera que el nuevo dinosaurio que se han inventado es un animal que ha crecido aislado y es incapaz de relacionarse con otros animales, pero cuando se encuentra con la manada de velociraptores puede comunicarse con ellos por ser "en parte raptor". Por si fuera poco, el bicho también es en parte Tyrannosaurus, pero no puede o no quiere comunicarse con este. Como tampoco tiene sentido que dos especies de pterosaurios, que conviven pacíficamente, se abalancen a por cualquier cosa que se mueva, como si estuvieran muertos de hambre, en cuanto escapan del aviario.
Así, durante una buena parte de la película, una parte del cerebro nos dice que algo no funciona. Algo no tiene sentido en esa sucesión de carreras y persecuciones, ataques y peleas de monstruos. Pero, desconectando esa parte más crítica, puede llegar a disfrutarse. Dejando la lógica y la razón un poco al margen, la película puede ser divertida; y ese es el objetivo.
Colin Trevorrow no engaña a nadie: nunca ha ocultado que su intención no iba más allá del de crear una película estúpida y entretenida. Es más, asegura que intentó rodarla desde el punto de vista de un niño, que incorporó deliberadamente diversos clichés y estereotipos del género y que incluso se inspiró en videojuegos para varias tomas. Y eso es Jurassic World: simple y directa, y muy predecible, excepto por un par de situaciones tan absurdas que superan cualquier expectativa (ver spoiler al final).
A la trama simple hay que añadirle unos personajes arquetípicos, incluyendo los irritantes niños (que no han faltado en ninguna entrega de la saga), al tipejo belicista sin escrúpulos, al millonario excéntrico, al nerd fanático de los dinosaurios y al científico al que le entusiasma jugar con la naturaleza (personaje recuperado de la primera entrega). También está Bryce Dallas Howard corriendo por ahí... En tacones. Eso sí, Chris Pratt cumple sobradamente en su papel, gracias a su presencia y carisma en pantalla. Pero a decir verdad poco interesan, porque la película consigue que nos importe más la vida de un Apatosaurus que la de cualquier humano. Y, por supuesto, no podemos olvidar el inverosímil y forzado romance que se desarrolla como cabía esperar, mientras muere gente alrededor.
Es cierto que se plantea, una vez más...
(Sigue en el "spoiler" pero sin spoilers, hasta que se indique lo contrario)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
... el asunto de la manipulación de la naturaleza, si resulta ético traer de vuelta a una especie extinta y cuál sería el lugar de dicha especie en el mundo actual. Pero eso es algo que ya se hacía con más acierto en la primera Jurassic Park. Aquí, tratado por encima, es sólo un recurso para que exista algún descanso entre las secuencias de acción; y a la vez sirve de excusa para poder seguir con la historia (en esta película y las anunciadas secuelas) y poder seguir añadiendo carreras y muertes, y más monstruos cada vez más artificiales.
Hay que destacar la BSO de Michael Giacchino que nos deja un par de temas memorables, aunque, al igual que ocurre con el conjunto de la película, en todo momento es consciente de su inferioridad frente a la original: la partitura que compusiera John Williams para Jurassic Park. De esta forma, se recuperan varios de los leitmotivs de la primera película, incluso alguna melodía de The Lost World, para varios momentos, si bien, en alguno, la inclusión de estos temas queda un poco forzada.
Mucho CGI, aunque eso no es necesariamente malo, sobre todo si se utiliza para lo que tiene que utilizarse, en este caso, la recreación de criaturas que no existen; y objetivamente no es peor que el de las anteriores entregas de la saga, por mucho que haya quien se empeñe en creerlo. Es cierto que podría haberse recurrido a los clásicos animatrónicos, pero es que también hay alguno (el Apatosaurus moribundo). En cualquier caso da igual siempre que las imágenes que vemos en pantalla estén a la altura de lo que se espera en una superproducción como esta, y creo que en este sentido lo están. Ya digo, y repito, que lo ridículamente desactualizado es la apariencia de los animales. Es decir, parecen reales, pero eso no son dinosaurios, pterosaurios ni mosasaurios. Y eso sería un problema si nos tomásemos la película en serio.
Aspectos positivos: Cumple su cometido de entretener. Hay escenas muy logradas. Buena banda sonora.
Aspectos negativos: Se echa en falta una mejor historia y personajes. La apariencia de los animales, demasiado alejada de las reconstrucciones actuales.
Puntuación: 6
SPOILER
Me refiero obviamente al desenlace. Desde los trailers y spots era evidente que se estaban guardando al Tyrannosaurus. Que le estaban reservando un gran momento al final de la película, y que sería, de nuevo, el héroe sin pretenderlo de la historia: haciendo una aparición triunfal para matar al sanguinario monstruo de ingeniería genética, y acallar las quejas de los fans por Jurassic Park III.
Pues sí, eso ocurre más o menos, pero una tripe alianza entre animales de especies distintas contra el Indominus es tan absurdo que difícilmente podía preverse (puede que hablar de "alianza" sea un poco exagerado, pero en todo momento todos sabían a quién tenían que atacar). Absurdo hasta lo ridículo, pero la secuencia es espectacular, que es lo que se pretendía; y logra el aplauso de un buen sector del público. Y parece que ese sector es bien amplio, pues, con más de 1660 millones de dólares recaudados, Jurassic World es una de las películas más taquilleras de todos los tiempos (aun ajustando los precios la recaudación sigue siendo impresionante). Y repito que, aunque esta es una película de entretenimiento sin más pretensiones, es una pena que no hayan sido más exactos en la recreación de los dinosaurios y demás paleofauna.
Cada vez más cineastas reconocen a la gran responsabilidad que tienen. Las películas llegan a un gran público, así que tienen que cuidar lo que ponen en pantalla. De la misma forma, la imagen que tiene el público general de los dinosaurios procede principalmente de estas películas, no de los documentales (que muchas veces también son poco rigurosos). Deberían tener en cuenta este detalle a la hora de reconstruir estas especies extintas para evitar perpetuar la imagen tan errónea que se tiene de estos animales, que sigue ahí enquistada en la cultura popular.
Hay que destacar la BSO de Michael Giacchino que nos deja un par de temas memorables, aunque, al igual que ocurre con el conjunto de la película, en todo momento es consciente de su inferioridad frente a la original: la partitura que compusiera John Williams para Jurassic Park. De esta forma, se recuperan varios de los leitmotivs de la primera película, incluso alguna melodía de The Lost World, para varios momentos, si bien, en alguno, la inclusión de estos temas queda un poco forzada.
Mucho CGI, aunque eso no es necesariamente malo, sobre todo si se utiliza para lo que tiene que utilizarse, en este caso, la recreación de criaturas que no existen; y objetivamente no es peor que el de las anteriores entregas de la saga, por mucho que haya quien se empeñe en creerlo. Es cierto que podría haberse recurrido a los clásicos animatrónicos, pero es que también hay alguno (el Apatosaurus moribundo). En cualquier caso da igual siempre que las imágenes que vemos en pantalla estén a la altura de lo que se espera en una superproducción como esta, y creo que en este sentido lo están. Ya digo, y repito, que lo ridículamente desactualizado es la apariencia de los animales. Es decir, parecen reales, pero eso no son dinosaurios, pterosaurios ni mosasaurios. Y eso sería un problema si nos tomásemos la película en serio.
Aspectos positivos: Cumple su cometido de entretener. Hay escenas muy logradas. Buena banda sonora.
Aspectos negativos: Se echa en falta una mejor historia y personajes. La apariencia de los animales, demasiado alejada de las reconstrucciones actuales.
Puntuación: 6
SPOILER
Me refiero obviamente al desenlace. Desde los trailers y spots era evidente que se estaban guardando al Tyrannosaurus. Que le estaban reservando un gran momento al final de la película, y que sería, de nuevo, el héroe sin pretenderlo de la historia: haciendo una aparición triunfal para matar al sanguinario monstruo de ingeniería genética, y acallar las quejas de los fans por Jurassic Park III.
Pues sí, eso ocurre más o menos, pero una tripe alianza entre animales de especies distintas contra el Indominus es tan absurdo que difícilmente podía preverse (puede que hablar de "alianza" sea un poco exagerado, pero en todo momento todos sabían a quién tenían que atacar). Absurdo hasta lo ridículo, pero la secuencia es espectacular, que es lo que se pretendía; y logra el aplauso de un buen sector del público. Y parece que ese sector es bien amplio, pues, con más de 1660 millones de dólares recaudados, Jurassic World es una de las películas más taquilleras de todos los tiempos (aun ajustando los precios la recaudación sigue siendo impresionante). Y repito que, aunque esta es una película de entretenimiento sin más pretensiones, es una pena que no hayan sido más exactos en la recreación de los dinosaurios y demás paleofauna.
Cada vez más cineastas reconocen a la gran responsabilidad que tienen. Las películas llegan a un gran público, así que tienen que cuidar lo que ponen en pantalla. De la misma forma, la imagen que tiene el público general de los dinosaurios procede principalmente de estas películas, no de los documentales (que muchas veces también son poco rigurosos). Deberían tener en cuenta este detalle a la hora de reconstruir estas especies extintas para evitar perpetuar la imagen tan errónea que se tiene de estos animales, que sigue ahí enquistada en la cultura popular.