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Voto de Manospondylus:
6
2021
Jon Favreau (Creador), Dave Filoni (Creador) ...
6.3
10,189
Serie de TV. Aventuras. Ciencia ficción
Spin-off de "The Mandalorian" centrado en el cazarecompensas Boba Fett y su lugarteniente Fennec Shand, que vuelven al planeta Tatooine lidiando con el inframundo galáctico para reclamar el territorio que en su día gobernó Jabba el Hutt.
21 de febrero de 2022
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Segunda serie live-action del universo Star Wars, con una factura técnica comparable a la de una superproducción hollywoodiense y mucho contenido jugoso para su fanbase (de la franquicia en general, no de quienes desprecian sistemáticamente todo lo que ha salido después de la trilogía original), incluyendo información necesaria y también una considerable cantidad de fanservice. Su principal defecto (si es que puede considerarse como tal) es que es precisamente una serie para fans. Y es que, a diferencia de The Mandalorian que podía ser vista y disfrutada, al menos al principio, con un conocimiento reducido del lore de la franquicia (es decir, por espectadores casuales), El Libro de Boba Fett va directamente al meollo (lo que no quita que a veces peque de un ritmo lento y de algún rodeo innecesario), sin presentaciones y con múltiples guiños y conexiones con otras obras de la franquicia, por lo que el público más generalista tendrá difícil el captar todo lo que ocurre y seguir la trama sin problemas o con interés.
No es que sea necesario haber visto la serie animada de los Ewoks y haber leído hasta el último cómic y novela del Universo Expandido; si bien es cierto que hay detalles (incluso un personaje de los cómics de Marvel) extraídos del Universo Expandido, pero, al no ser excesivamente importantes, su trasfondo es algo que prácticamente puede obviarse. Por el contrario sí es fundamental tener controladas las películas (especialmente las trilogías original y de precuelas, aunque también conecta con la denostada, no sin razón, trilogía de secuelas), The Mandalorian y buena parte de Clone Wars (de la que Filoni continúa, con la complicidad de Favreau, trasladando personajes a la imagen real).
Tampoco puede decirse que esto de dirigir nuevas obras a un público tan específico sea algo exclusivo de Star Wars, aunque es cierto que es algo que ha acompañado a la franquicia desde los 80 con su antiguo Universo Expandido (llamado ahora Legends), sino que es un fenómeno cada vez más frecuente en franquicias enormes que cuentan con una gran fanbase y un fandom muy activo en Internet (véase el UCM). Y no es algo malo en sí mismo, pero sí que es comprensible que espante a potenciales espectadores que se puedan sentir abrumados (o sencillamente sentir pereza) ante la cantidad de películas y series que tienen que ver antes de comenzar con el nuevo producto.
El argumento es obvio: como vimos al final de la segunda temporada de The Mandalorian, Boba Fett regresa a Tatooine y reclama el puesto de daimyo (algo así como una mezcla de un señor feudal, de dónde procede su nombre, y un señor del crimen), tas las muertes de Jabba y de Bib Fortuna (asesinado por el propio Boba en The Mandalorian); para lo que cuenta, además de su experiencia y habilidad, con la ayuda de Fennec Shand y de un buen puñado de créditos. Los asuntos de Tatooine, desde la cultura Tusken (lo que no era en absoluto necesario, pero tampoco molesta) a los negocios que se cuecen por Mos Espa ocupan buena parte del tiempo, mientras la trama se va centrando en el tráfico de especia (esto recuerda sospechosamente a Dune) y el Sindicato Pyke.
La primera mitad se centra esencialmente en Boba Fett, revelando por medio de flashbacks cómo escapó del Sarlacc (lo que a decir verdad es demasiado rápido) y su recorrido hasta su reaparición en The Mandalorian e incluso hay algún breve vistazo a su infancia en Kamino (lo que proporciona trasfondo a un personaje que en la trilogía original era sumamente plano, por mucho que gustara en su día a los fans), mientras que en el tiempo presente de la serie intentará hacerse un nombre en Tatooine.
La segunda mitad es más coral y hace las veces de temporada 2.5 de The Mandalorian (porque es evidente que lo que aquí ocurre va a tener repercusión en esta otra serie). Y, sí, hay una buena dosis de fanservice, pero coherente, creíble en este universo, del que no saca de la historia y, por el contrario, forma parte lógica (casi siempre) e inseparable de la trama (algo así como en Spiderman No Way Home, incluso diría que generalmente queda menos forzado). Únicamente la aparición cierta togruta puede considerarse gratuita, pero es un placer verla de nuevo y sobre todo con quién interactúa.
Sin embargo, no todo es beskar en esta armadura, y las flaquezas de El Libro de Boba Fett son más que evidentes. Aunque correcto, Boba Fett no se revela como un personaje tan fascinante como mucha gente esperaba y, más allá de que era necesario revelar cómo salió del Sarlacc, no tiene mucho que ofrecer. Boba es más un vehículo para contar historias más interesantes, pero, armadura aparte, carece del carisma que sí ostenta Din Djarin. Además, Boba también se resiente de que no posea un elemento distintivo como lo es el vínculo paternofilial entre Djarin y Grogu, y las (relativamente modestas) ambiciones de un señor del crimen de Tatooine por sí solas no bastan para mantener un metraje de 6 horas, especialmente en una obra con un tono ligero y family-friendly (esperable, pues ha acompañado a las películas y series de Star Wars desde el principio, destacado por el mismísimo George Lucas, pese a que haya quien se empeñe en culpar a Disney, a Favreau, a Filoni o yo qué sé). De no ser por la incorporación de más personajes (y subtramas) en la segunda mitad, El Libro de Boba Fett se habría hecho monótono y un poco pesado.
A lo que no se le pueden poner muchas pegas son al diseño de producción y a los efectos especiales. De lo primero poco hay que decir, pues sigue la trayectoria marcada desde la primera película que se ha ido perfeccionando con el tiempo (lo único cuestionable son las motos de colorines). Sobre lo segundo, El Libro de Boba Fett combina efectos prácticos con digitales en la línea de lo visto en The Mandalorian, a fin de mantener la coherencia con la trilogía original (de la que esta serie se transcurre poco después) al tiempo que lo que vemos resulte creíble en 2022.
(Continúa sin spoilers)
No es que sea necesario haber visto la serie animada de los Ewoks y haber leído hasta el último cómic y novela del Universo Expandido; si bien es cierto que hay detalles (incluso un personaje de los cómics de Marvel) extraídos del Universo Expandido, pero, al no ser excesivamente importantes, su trasfondo es algo que prácticamente puede obviarse. Por el contrario sí es fundamental tener controladas las películas (especialmente las trilogías original y de precuelas, aunque también conecta con la denostada, no sin razón, trilogía de secuelas), The Mandalorian y buena parte de Clone Wars (de la que Filoni continúa, con la complicidad de Favreau, trasladando personajes a la imagen real).
Tampoco puede decirse que esto de dirigir nuevas obras a un público tan específico sea algo exclusivo de Star Wars, aunque es cierto que es algo que ha acompañado a la franquicia desde los 80 con su antiguo Universo Expandido (llamado ahora Legends), sino que es un fenómeno cada vez más frecuente en franquicias enormes que cuentan con una gran fanbase y un fandom muy activo en Internet (véase el UCM). Y no es algo malo en sí mismo, pero sí que es comprensible que espante a potenciales espectadores que se puedan sentir abrumados (o sencillamente sentir pereza) ante la cantidad de películas y series que tienen que ver antes de comenzar con el nuevo producto.
El argumento es obvio: como vimos al final de la segunda temporada de The Mandalorian, Boba Fett regresa a Tatooine y reclama el puesto de daimyo (algo así como una mezcla de un señor feudal, de dónde procede su nombre, y un señor del crimen), tas las muertes de Jabba y de Bib Fortuna (asesinado por el propio Boba en The Mandalorian); para lo que cuenta, además de su experiencia y habilidad, con la ayuda de Fennec Shand y de un buen puñado de créditos. Los asuntos de Tatooine, desde la cultura Tusken (lo que no era en absoluto necesario, pero tampoco molesta) a los negocios que se cuecen por Mos Espa ocupan buena parte del tiempo, mientras la trama se va centrando en el tráfico de especia (esto recuerda sospechosamente a Dune) y el Sindicato Pyke.
La primera mitad se centra esencialmente en Boba Fett, revelando por medio de flashbacks cómo escapó del Sarlacc (lo que a decir verdad es demasiado rápido) y su recorrido hasta su reaparición en The Mandalorian e incluso hay algún breve vistazo a su infancia en Kamino (lo que proporciona trasfondo a un personaje que en la trilogía original era sumamente plano, por mucho que gustara en su día a los fans), mientras que en el tiempo presente de la serie intentará hacerse un nombre en Tatooine.
La segunda mitad es más coral y hace las veces de temporada 2.5 de The Mandalorian (porque es evidente que lo que aquí ocurre va a tener repercusión en esta otra serie). Y, sí, hay una buena dosis de fanservice, pero coherente, creíble en este universo, del que no saca de la historia y, por el contrario, forma parte lógica (casi siempre) e inseparable de la trama (algo así como en Spiderman No Way Home, incluso diría que generalmente queda menos forzado). Únicamente la aparición cierta togruta puede considerarse gratuita, pero es un placer verla de nuevo y sobre todo con quién interactúa.
Sin embargo, no todo es beskar en esta armadura, y las flaquezas de El Libro de Boba Fett son más que evidentes. Aunque correcto, Boba Fett no se revela como un personaje tan fascinante como mucha gente esperaba y, más allá de que era necesario revelar cómo salió del Sarlacc, no tiene mucho que ofrecer. Boba es más un vehículo para contar historias más interesantes, pero, armadura aparte, carece del carisma que sí ostenta Din Djarin. Además, Boba también se resiente de que no posea un elemento distintivo como lo es el vínculo paternofilial entre Djarin y Grogu, y las (relativamente modestas) ambiciones de un señor del crimen de Tatooine por sí solas no bastan para mantener un metraje de 6 horas, especialmente en una obra con un tono ligero y family-friendly (esperable, pues ha acompañado a las películas y series de Star Wars desde el principio, destacado por el mismísimo George Lucas, pese a que haya quien se empeñe en culpar a Disney, a Favreau, a Filoni o yo qué sé). De no ser por la incorporación de más personajes (y subtramas) en la segunda mitad, El Libro de Boba Fett se habría hecho monótono y un poco pesado.
A lo que no se le pueden poner muchas pegas son al diseño de producción y a los efectos especiales. De lo primero poco hay que decir, pues sigue la trayectoria marcada desde la primera película que se ha ido perfeccionando con el tiempo (lo único cuestionable son las motos de colorines). Sobre lo segundo, El Libro de Boba Fett combina efectos prácticos con digitales en la línea de lo visto en The Mandalorian, a fin de mantener la coherencia con la trilogía original (de la que esta serie se transcurre poco después) al tiempo que lo que vemos resulte creíble en 2022.
(Continúa sin spoilers)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Si bien no siempre es del todo perfecto, la calidad del CGI está próxima a la de la trilogía de secuelas, pero lo más destacable es la gran mejora en la recreación digital de rostros humanos para rescatar personajes de antaño (para lo que esta vez se ha empleado una mezcla de técnicas, como CGI y principalmente deepfake). El resultado, salvo por el movimiento de la boca (y la voz en VO) que sigue chirriando un poco, es bastante convincente, y el avance es más evidente cuando se compara con lo visto en Rogue One o con la aparición de Luke en la segunda temporada de The Mandalorian (es de dominio público que Disney contrató a Shamook, un artista de VFX que corrigió aquella escena en un vídeo de YouTube, lo que podría tener algo que ver con esta mejoría).
La música es también bastante buena. Ludwig Göransson vuelve para componer los temas más importantes, con Joseph Shirley encargándose de adaptar y completar el score. A destacar un tema principal distintivo y pegadizo, cuyo único inconveniente es que su estructura es demasiado similar al de The Mandalorian, algo que se disimula bastante bien con una sonoridad más fuerte y una tímbrica diferente, con otra instrumentación y dando importancia a las voces, lo que recuerda muchísimo a la banda sonora de Ronja Rövardotter y en particular a "Mattis & Borka" (lo que no parece accidental en absoluto, y no sería raro que, siendo sueco, Göransson se hubiera inspirado en esta o incluso que sea un homenaje como ya hiciera John Williams con Erich Wolfgang Korngold). Por supuesto, también se utilizan también algunos temas clásicos cuando procede (por ejemplo, cuando se habla de la Fuerza suena su icónico tema, o una versión de la famosa música diegética de la cantina de Mos Eisley para ambientar un club de Mos Espa).
Concluyendo, estamos frente a un producto irregular, algo inferior a The Mandalorian y que sería superado también por otras producciones ambientadas en el mismo periodo, como Ahsoka. Sin embargo, es una obra entretenida y, para fans, realmente interesante, pues sigue expandiendo el lore, rellenando a su vez las lagunas que había sobre Mandalor o sobre el propio Boba, sirviendo a la vez como unión para esta plétora de series de Star Wars de Disney+. Lo molesto es que adolece de un ritmo demasiado pausado y de un poco de relleno que, sin embargo, no resulta ser un gran problema, aunque deja la sensación de que lo importante podía haberse incluido de una forma u otra en su serie hermana, si no fuera porque habría que dedicar varios episodios (o por lo menos mucho metraje) a todo esto. Seguramente, por comodidad han optado por apartarlo en esta serie: la vida de Boba Fett, la cultura Tusken, la situación en Tatooine tras la muerte de Jabba, la historia de Mandalore, la nueva Orden Jedi... Mucho contenido con el que disfrutaremos quienes ya andamos metidos en este universo, pero que puede saturar y aburrir a quien se acerque de forma casual.
Aspectos positivos: Técnicamente es realmente buena. La música proporciona un más que agradable acompañamiento, especialmente los temas principales de Göransson. Aprovecha el lore de la franquicia y lo expande sin incurrir en contradicciones (al menos en la continuidad de las series y películas, dejemos cómics y demás a un prudente lado). Que la era Disney de Star Wars deje de avergonzarse de la trilogía de precuelas es algo a agradecer. Y todos esos momentos que, si bien son fansevice, son el mejor fansevice.
Aspectos negativos: Una vez revelado lo esencial del pasado de Boba Fett parte de su historia se siente estirada, con episodios demasiado lentos, siendo además un personaje que funciona muy bien como un gran secundario, pero como protagonista no está del todo a la altura. Un par de subtramas criminales de Tatooine son intrascendentes y la de los Hutt no conduce a ninguna parte, lo que puede resultar frustrante. En un par de momentos, Robert Rodriguez patina en la dirección. Y la plot armor es escandalosa.
Puntuación: 6.25
La música es también bastante buena. Ludwig Göransson vuelve para componer los temas más importantes, con Joseph Shirley encargándose de adaptar y completar el score. A destacar un tema principal distintivo y pegadizo, cuyo único inconveniente es que su estructura es demasiado similar al de The Mandalorian, algo que se disimula bastante bien con una sonoridad más fuerte y una tímbrica diferente, con otra instrumentación y dando importancia a las voces, lo que recuerda muchísimo a la banda sonora de Ronja Rövardotter y en particular a "Mattis & Borka" (lo que no parece accidental en absoluto, y no sería raro que, siendo sueco, Göransson se hubiera inspirado en esta o incluso que sea un homenaje como ya hiciera John Williams con Erich Wolfgang Korngold). Por supuesto, también se utilizan también algunos temas clásicos cuando procede (por ejemplo, cuando se habla de la Fuerza suena su icónico tema, o una versión de la famosa música diegética de la cantina de Mos Eisley para ambientar un club de Mos Espa).
Concluyendo, estamos frente a un producto irregular, algo inferior a The Mandalorian y que sería superado también por otras producciones ambientadas en el mismo periodo, como Ahsoka. Sin embargo, es una obra entretenida y, para fans, realmente interesante, pues sigue expandiendo el lore, rellenando a su vez las lagunas que había sobre Mandalor o sobre el propio Boba, sirviendo a la vez como unión para esta plétora de series de Star Wars de Disney+. Lo molesto es que adolece de un ritmo demasiado pausado y de un poco de relleno que, sin embargo, no resulta ser un gran problema, aunque deja la sensación de que lo importante podía haberse incluido de una forma u otra en su serie hermana, si no fuera porque habría que dedicar varios episodios (o por lo menos mucho metraje) a todo esto. Seguramente, por comodidad han optado por apartarlo en esta serie: la vida de Boba Fett, la cultura Tusken, la situación en Tatooine tras la muerte de Jabba, la historia de Mandalore, la nueva Orden Jedi... Mucho contenido con el que disfrutaremos quienes ya andamos metidos en este universo, pero que puede saturar y aburrir a quien se acerque de forma casual.
Aspectos positivos: Técnicamente es realmente buena. La música proporciona un más que agradable acompañamiento, especialmente los temas principales de Göransson. Aprovecha el lore de la franquicia y lo expande sin incurrir en contradicciones (al menos en la continuidad de las series y películas, dejemos cómics y demás a un prudente lado). Que la era Disney de Star Wars deje de avergonzarse de la trilogía de precuelas es algo a agradecer. Y todos esos momentos que, si bien son fansevice, son el mejor fansevice.
Aspectos negativos: Una vez revelado lo esencial del pasado de Boba Fett parte de su historia se siente estirada, con episodios demasiado lentos, siendo además un personaje que funciona muy bien como un gran secundario, pero como protagonista no está del todo a la altura. Un par de subtramas criminales de Tatooine son intrascendentes y la de los Hutt no conduce a ninguna parte, lo que puede resultar frustrante. En un par de momentos, Robert Rodriguez patina en la dirección. Y la plot armor es escandalosa.
Puntuación: 6.25