Es curioso que pasados ya 20 años de su estreno, "Los Intocables" siga siendo para muchos cinéfilos un punto de referencia imprescindible si se trata de evaluar filmes policiales y de gángsters. No soy (por muchísimos años) de la generación que vió la serie de TV (hoy casi olvidada) protagonizada por Robert Stack, pero sin duda Brian DePalma sí lo fue, de modo que su homenaje a aquella serie no puede ser cabalmente criticada sin haberla visto. Con todo, y apelando a estereotipos tan afines a su cine, DePalma compone un film trepidante y bastante bien logrado. Es cierto, los buenos son demasiado buenos, con excepción de un gran Sean Connery que compone un entrañable personaje; y los malos, pues, son pintados casi al descuido y sin mucha profundidad, aunque Robert DeNiro con apenas quince minutos de aparición, es capaz de robarse el recuerdo de muchos con una actuación excelente (atención a su discurso con bate de béisbol incluído, notable). El Chicago corrompido de los años 30 está muy bien retratado y la música del maestro Ennio Morricone nos traslada a aquella época violenta y sin whisky. En fin, ahora que Ridley Scott nos ha entregado su kilométrica "American Gangster", es bueno revisionar este film de DePalma para comprender que sí es posible realizar una película de casi 2 horas sobre mafiosos con gran nivel. Un punto final: muchos recuerdan la famosa secuencia de la estación del tren como el punto álgido de la película. Sin duda es un momento impactante, pero si se pasó de efectista o solo plagió a Einsestein resulta ahora inútil de discutir. "Los Intocables" es de lo mejor de DePalma, para mi superior a su excesivamente sobrevalorada "Caracortada", pero en fin, eso es cuestión de gustos, y sobre gustos y colores...