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España España · Premià de Mar
Voto de Martí:
7
Drama Julie hace un esfuerzo titánico para criar a sus dos hijos en las afueras de París y conservar al mismo tiempo su empleo en un hotel de lujo en el centro. Justo cuando consigue una entrevista para el trabajo que llevaba tiempo deseando, estalla una huelga general que paraliza todo el transporte público y pone en riesgo el delicado equilibrio que Julie había construido. Comienza entonces una carrera enloquecida contra el tiempo en la que ... [+]
23 de marzo de 2022
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
El segundo trabajo del director francés Eric Gravel es un buen ejemplo de producto no excelso pero sí (casi) perfecto. Uno de esos trabajos que, partiendo de una posición modesta, consiguen mantenerse firmes durante todo el trayecto. Lo que modestamente llamaríamos, sin más rodeos y para dejar de complicarlo, una buena película.

De hecho, A tiempo completo tiene una de las mayores virtudes del buen cine: logra que el espectador centre todo su interés en el devenir de los hechos. Ello se debe, en primer lugar, a que Gravel dedica la mayoría del esfuerzo en narrar los acontecimientos que conforman la historia. Sin espacio para distracciones, el tiempo vuela, la protagonista corre, los conflictos se suceden. Todos los obstáculos que obstruyen la vida de la humilde madre de familia son introducidos a gran velocidad, de modo que casi provocan taquicardia (mérito, sobre todo, de la buena conjunción entre la planificación del director y el galopante montaje de Mathilde Van de Moortel - al tempo de una igual de acertada banda sonora generada por sintetizadores -).

Esta conjunción es sin duda una de las grandes responsables de que la película haya sido catalogada, por algunos críticos, como thriller. En mi opinión, incluso transmite cierta sensación de policíaco, a pesar de no contar con elementos terroríficos ni giros dramáticos espectaculares: todo el suspense nace de la permanente situación extrema que afronta la protagonista. Una situación extrema que tampoco se debe a ninguna intriga de asesinatos ni a misiones secretas imposibles, sino a un conflicto de apariencia tan sencilla como el de cuadrar horarios. Y de ahí a otra razón del mencionado magnetismo que posee A tiempo completo: toda la historia resulta tremendamente creíble.

El hecho de que la película rehúya el esquema fabulesco de “buenos y malos” contribuye a reforzar esta credibilidad. Y es que tan comprensible resulta la urgente necesidad de Julie de encontrar un canguro para sus hijos como la imposibilidad de su anciana vecina de hacerse cargo de ellos. Y en cierto momento, el director incluso se permite mostrar un gesto amable frente a las negligencias de Julie por parte de su patrona (negligencias igualmente comprensibles). Así es como A tiempo completo nos recuerda que en la jauría competitiva que es el mundo capitalista existen situaciones cuya resolución jamás podrá contentar a todo el mundo (en este aspecto, el trabajo de Gravel tiene un ligero parentesco con el también reciente - y excelente - trabajo de Asghar Farhadi, Un héroe).

Así, la nueva película del director francés funciona tanto por su discurso como por sus formas. La vida, profesión y trabajos de Julie son interesantes, las dificultades que afronta despiertan empatía. Hasta los detalles que conforman su entorno generan curiosidad (las metodologías de trabajo de la protagonista, los personajes secundarios, su interacción con los mismos, la relación con los hijos...). Y al mismo tiempo, Gravel narra con tal agilidad y describe los conflictos con tanta eficacia que la ansiedad por descubrir dónde carajo desembocará la historia jamás decae. Dos aspectos (discurso y formas) que hasta parecen fusionarse en un todo al que resulta realmente difícil encontrarle pegas.

De ahí que digamos que A tiempo completo es, aun tratándose de un trabajo modesto, una obra perfecta. O, si se prefiere rebajar el grado épico, una buena película.
Martí
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