Añadir a mi grupo de amigos/usuarios favoritos
Puedes añadirle por nombre de usuario o por email (si él/ella ha accedido a ser encontrado por correo)
También puedes añadir usuarios favoritos desde su perfil o desde sus críticas
Nombre de grupo
Crear nuevo grupo
Crear nuevo grupo
Modificar información del grupo
Aviso
Aviso
Aviso
Aviso
El siguiente(s) usuario(s):
Group actions
You must be a loged user to know your affinity with clc
- Recomendaciones
- Estadísticas
- Sus votaciones a categorías
- Contacto
- Sus redes sociales
-
Compartir su perfil
Voto de clc:
9

Voto de clc:
9
7.2
168,282
Ciencia ficción. Aventuras. Bélico. Acción. Fantástico. Romance
Año 2154. Jake Sully (Sam Worthington), un ex-marine condenado a vivir en una silla de ruedas, sigue siendo, a pesar de ello, un auténtico guerrero. Precisamente por ello ha sido designado para ir a Pandora, donde algunas empresas están extrayendo un mineral extraño que podría resolver la crisis energética de la Tierra. Para contrarrestar la toxicidad de la atmósfera de Pandora, se ha creado el programa Avatar, gracias al cual los seres ... [+]
2 de enero de 2010
2 de enero de 2010
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Imaginemos que con nuestro cerebro pudiésemos controlar no sólo nuestro cuerpo, sino también el de otro ser vivo humanoide.
Imaginemos que algún tipo de extraordinaria tecnología lograse conectar nuestra actividad neuronal con la de dicho ser vivo, para poder sentir lo que él siente, procesar las percepciones, y responder a ellas a través de este ser.
Y ahora, un poco de neurociencia, pensemos en las repercusiones representacionales de todo ello.
Ahora la representación cerebral de nuestra pierna al andar debería adaptarse a la información propioceptiva que nos llegase del ser que conducimos, y nuestro homúnculo sensitivo y motor modificaría rápidamente su expresión electro-química para ajustarse a las nuevas necesidades.
Podría ser que determinadas zonas que habían quedado en desuso requiriesen espabilar rápidamente para recobrar la función olvidada. Incluso puede que necesitásemos representar zonas nuevas. Una cola, quizás, que en principio nos estorbaría y poco a poco encontraría su lugar en el cerebro y quedaría allí representada.
Por último, imaginemos que alguien ya ha pensado en todo esto y nos lo ha presentado, junto a una aventura ecologista y anti-imperialista, en una tremenda película plagada de impactantes paisajes y escenas de vértigo.
Eliminemos alguna americanada que otra, y tanto despliegue armamentístico, y tendremos la mejor película en su género (fácil, ya que creo que ha creado el género) por excelencia.
Imaginemos que algún tipo de extraordinaria tecnología lograse conectar nuestra actividad neuronal con la de dicho ser vivo, para poder sentir lo que él siente, procesar las percepciones, y responder a ellas a través de este ser.
Y ahora, un poco de neurociencia, pensemos en las repercusiones representacionales de todo ello.
Ahora la representación cerebral de nuestra pierna al andar debería adaptarse a la información propioceptiva que nos llegase del ser que conducimos, y nuestro homúnculo sensitivo y motor modificaría rápidamente su expresión electro-química para ajustarse a las nuevas necesidades.
Podría ser que determinadas zonas que habían quedado en desuso requiriesen espabilar rápidamente para recobrar la función olvidada. Incluso puede que necesitásemos representar zonas nuevas. Una cola, quizás, que en principio nos estorbaría y poco a poco encontraría su lugar en el cerebro y quedaría allí representada.
Por último, imaginemos que alguien ya ha pensado en todo esto y nos lo ha presentado, junto a una aventura ecologista y anti-imperialista, en una tremenda película plagada de impactantes paisajes y escenas de vértigo.
Eliminemos alguna americanada que otra, y tanto despliegue armamentístico, y tendremos la mejor película en su género (fácil, ya que creo que ha creado el género) por excelencia.