Estamos ante una serie histórica, documento único que nos muestra el amor de un hombre por la naturaleza.

Solo las personas que creen y están convencidas de lo que piensan y hacen pueden remover los cimientos de una sociedad. Estas personas no son personas cualesquiera, hay pocas, pero una sola basta para revolucionar un país entero, abrir los ojos a la gente y cambiar las arraigadas costumbres. Felix nos habla de lo que más ama de la forma en que solo puede hacerlo un apasionado. Con esa forma de narrar tan característica.

A la postre se ha intentado manchar la reputación de este gran hombre, y esto es algo que nunca entenderé muy bien. Se cuenta que capturaba y enjaulaba a los mamíferos para luego rodar con ellos, que las águilas no estaban grabadas en condiciones naturales, que estaban troqueladas.

Bueno, todo esto es bien cierto, pero cada cosa en su contexto. Por aquella época existía la famosa “ley de alimañas” que premiaba la caza de las alimañas, que no eran sino todos aquellos depredadores encargados de regular los ecosistemas que competían sin saberlo con las insaciables ansias del hombre. Es decir, águilas, lobos, linces y demás predadores que no pasaban precisamente por sus mejores momentos. Todavía hoy se encuentran muchos en proceso de recuperación. Esta ley, regulada desde el más profundo desconocimiento del medio natural fue erradicada gracias a ¿se imaginan quien?... si no fue gracias a Felix directamente si lo fue al gran despertar de la conciencia social en cuanto que él nos enseño los efectos del veneno en la cadena trófica (a pesar de todo se sigue utilizando, pero al menos es ilegal) y a comprender a estas alimañas tan injustamente apodadas.

Felix murió inesperadamente en el cenit de su carrera, con un montón de proyectos ambiciosos sin concluir. Pero detrás suya dejo a toda una legión de biólogos, aficionados y amantes de la naturaleza que seguimos su estela y gracias a su influencia se han hecho progresos en terreno del medio ambiente que aun hoy persisten.

Todavía recuerdo como, cuando aun no contaba ni los 6 años, le pedía a mi padre que me pusiera el VHS del capitulo "el cervatillo" (mi preferido). Y nunca en mi vida olvidare cuando la pequeña cría de ciervo y yo mirábamos asombrados como la gran águila culebrera luchaba encarnizadamente con la poderosa culebra de escalera, o como el alimoche intentaba una y otra vez cascar los huevos contra las rocas, o como el pastor gritaba desquiciado “EL LOBOOOOO” y su cruel venganza hacia la loba, o como…

No hay más que preguntar a cualquiera de los que transitan por los campos ibéricos en busca de la huella del lobo, del vuelo de la imperial o del canto del gran duque, que les movió inicialmente a echarse al campo, y la mayoría responderá que de chicos oían las historias que les contaba Felix.

Sigo en el espoiler por falta de espacio: