José Luis Manzano sigue pues su andadura encontrando a nuevos amigos en la cárcel de Carabanchel como "Pirri" y "El lenda" que intentarán vengarlo cuando este sea humillado sexualmente por los homosexuales que encuentra en el lugar. Eloy de la Iglesia no es un cineasta apto para todos los estómagos y ofrece una sucesión de delirios antiestéticos en las escenas carcelarias. El generalmente indigesto cineasta también cayó en el mundo de la droga pero según declaró eso no le sirvió para conocerla más a fondo. Uno de los valores de la cinta es que la historia en si está bien contada aunque lo que cuenta resulta hiriente con mucha frecuencia. La verdad es que Eloy de la Iglesia sabe narrar con habilidad. Hay que destacar las presencias de dos actores de gran categoría como eran Fernando Guillén y Agustín González. Hay que lamentar que los actores jóvenes de la película terminaran vencidos por las jeringas en la vida real. Eso es lo más triste de todo fuera aparte de la calidad que tenga la película.