James Stewart es un adulto, integro, idealista y patriota al que llena de orgullo ser ciudadano del país de las barras y estrellas. Para sorpresa de todos acaba como senador en Washington cuando el aparato del partido necesita nombrar un segundo senador, y las bases del mismo no están por la labor de apoyar a un miembro títere de la dirección. Como James es un joven desconocedor de los intrínsecos caminos de la política, y es popular entre la juventud por su labor como una especie de guía espiritual de los jóvenes Boy Scouts, su nombramiento cual florero bonito no parece poner en peligro los oscuros negocios e intereses de los directivos del partido y sus corruptos mecenas. Ya saben, esas adquisiciones de terrenos baldíos que por arte de magia sabemos que nosotros mismos vamos a recalificar para forrarnos.

Y se va a Washington, y allí entre flirteos con las jóvenes de la jet set política y espectáculos dantescos ante la prensa pasa su día a día. Hasta que le da por intentar hacer algo de verdad por su país. Pero he aquí que su proyecto de campamento nacional va a chocar con la recalificación de los terrenitos.

Y cuando un hombre íntegro se pone por medio de los poderosos y las fuerzas vivas. Estas lógicamente utilizarán todos los medios a su alcance para aplastar al gusano.

Y esa es la película, un drama político que nos muestra que ya en 1939 el político medio puede que un día entrase como James dispuesto a cambiar el mundo, pero pasado no demasiado tiempo lo que importaba era el sueldo y lo uno que pudiera llevarse a la saca.

La película, a pesar de su temática, duración y trama resulta interesante y tiene un buen ritmo en todo momento. Su mensaje es válido para casi cualquier lugar del mundo a pesar de su muy americana ambientación. No ya solo en localizaciones, sino que ese idealismo ingenuo es más propio de los EEUU donde tu país es el mejor y la luz de la libertad, que de otros países algo más cínicos para estos temas, donde ya estamos curados de espanto y poco se espera de nuestro estado/administraciones públicas.

James Stewart por supuesto vuelve a estar en su línea habitual de actuación sobresaliente, nos creemos ese idealismo ingenuo que desprende por todos los poros. Lleva el peso de la película sobre sus hombros sin resentirse.

Si no la valoro mejor es por la razón que dejo en spoiler.