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Rusia Rusia · SAN PETERSBURGO
Voto de CALIFORNIA:
9
Serie de TV. Drama Miniserie de 7 episodios. Kentucky, años 60. En plena Guerra Fría, la joven Beth Harmon (Anya Taylor-Joy) es una huérfana con una aptitud prodigiosa para el ajedrez, que lucha contra sus adicciones mientras trata de convertirse en la mejor jugadora del mundo ganando a los grandes maestros, en especial a los rusos.
28 de noviembre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me adentro en la serie con la curiosidad de un mediocre aficionado al ajedrez. Y digo aficionado y no jugador, pues en esta última categoría no llego más que a pésimo. Desilusionado, en parte, por no poder seguir el desarrollo de las partidas y admirar las tácticas con las que nuestra protagonista se abre paso entre decenas de oponentes, termino, sin embargo, más que satisfecho tras siete horas de visionado. Y es que Gambito de Dama trasciende más allá de su historia, que es buenísima (aunque creo haberla escuchado en la película “En busca de Bobby Fischer”) para convertirse en un producto genuino gracias, sobre todo, a Anya Taylor-Joy.

La encantadora protagonista nos regala una actuación sublime, desarrollando cada gesto con una elegancia inaudita y cada mirada con una sugerencia hipnótica. Sirva de ejemplo esa forma sutil de entrelazar los dedos de modo que hagan de repisa para acomodar su barbilla de porcelana y alzar desde ese bastión la mirada candorosa y pícara, despreocupada y profunda hacia su feroz adversario. Esa mirada que guarda la compleja transformación psicológica de Elisabeth desde la timidez y el desamparo de los primeros años en el orfanato, a la inseguridad de los días de instituto, el coqueteo con las drogas o las múltiples batallas personales perdidas. Igualmente, asistimos atónitos a la evolución física de la jugadora. Casi no la reconozco tras aquel flequillo corto de “Amélie” de los primeros episodios. El vestuario, cuidado hasta el extremo, eclipsa, en ocasiones al ajedrez.

Merecen una mención especial el resto de secundarios que hacen que la serie funcione. El bueno de Beltik (“La ira es una especia fuerte: una pizca te despierta; demasiada te adormece”), el extravagante Benny, el apuesto Townes, la indescifrable Mrs. Alma (“Flirteé con el alcohol casi toda la vida; ya era hora de consumar la relación”), el impasible Borgov ("Es huérfana. Una sobreviviente. Es como nosotros, perder no es una opción para ella. Si no, ¿qué sería de su vida?"), la imprescindible Jolene ("Estoy aquí porque necesitas que esté aquí, eso hace la familia. Es lo que somos") o la atractiva y enigmática Cleo. Todos ellos perfectamente caracterizados e interpretados con alma y sentimiento.

En definitiva, una serie elegante, de ritmo lento pero trepidante, con una muy buena banda sonora, un fotografía cuidada, un montaje preciso, unas actuaciones memorables y una historia atractiva, a saber, el enfrentamiento sobre el tablero de las dos grandes superpotencias de la época en plena Guerra Fría. Todo un mundo de solo 64 cuadrados. Y es que, ya lo decía Capablanca, el ajedrez sirve, como pocas cosas en el mundo, para distraer y olvidar momentáneamente las preocupaciones de la vida diaria.
CALIFORNIA
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