Prometía la cosa cuando ves que la produce Ridley Scott (Scott Free) y no The Asylum. Los primeros minutos convencen, pensando que se trata de una miniserie comprimida y que no tiene tantos medios como un filme. Pero cuando empiezan la misión, rodada en Islandia, es cuando empieza a cojear lamentablemente. Se transforma en una de tantas, de un grupo aislado buscando su salvación perseguidos por un enemigo mortal.

Si en estas situaciones es fundamental una buena definición de los personajes protagonistas, con buenos y sarcásticos diálogos, aderezados con escenas de acción-persecución en las que se aprecia la letalidad del enemigo y su práctica invulnerabilidad (véase Deep Rising, Asesinos Cibernéticos, Red Planet o la magnífica Pitch Black) este filme naufraga de manera estrepitosa en todas estas situaciones: malos diálogos, penosos y tópicos protagonistas, con menos carisma que mi escobilla del váter, ninguna escena de acción y una resolución tan penosa como previsible.

La frase que resume la película es: Falla el guión.

Eso si, la producción aunque barata, está cuidada, con excelente fotografía, interiores de naves, aceptables efectos especiales y buenas armaduras de Halo, aunque apenas aparecen. Son aspectos que cuida mucho el amigo Scott.