No es sólo uno de los mejores remakes jamás realizados. Es uno que, en mi opinión, supera a la obra madre (y me apasiona el cine clásico). Su guión es una prueba de fuerza potente, su estilo visual da verdadero agobio, las interpretaciones de Sutherland y Adams son brillantes. Y su último tercio es un remate perfecto a una historia que mejora conforme avanza, tomándose su tiempo para construir una película casi perfecta. Imprescindible.