Hace muchos años que ví por primera vez esta película, a pesar de ello, ayer decidí volver a verla, aún sabiéndo lo que pasa me sigue entusiasmando la actuación de Haley Joel Osment, que muy justamente se dió a conocer en esta película, aunque ya hubiese participado en Forrest Gump sin ninguna duda este es y será el papel de su vida. El sentimiento de tristeza, soledad y amparo sobrepasan más allá de la pantalla, nos muestran a un Cole que no ve nadie a su alrededor, todas y cada una de las personas que le conocen piensan que está pirado, que es tan misterioso que incluso tienen miedo a acercarse a él, sin embargo Cole es un niño muy dulce a mi parecer, un niño adorable que se hace querer en esta película por su particular interpetación, más allá de esa famosa frase 'en ocasiones veo muertos', aunque no niego que sea una frase mítica.

También pude revivir las escenas de Bruce Willis en las que se muestra melancólico por su situación con su mujer, a pesar de que Willis ha hecho muchos papeles en su vida, yo creo que este ha sido su mejor papel, ha revivido muchos personajes en películas buenas, pero ninguno tan éxitoso como este.

Muchas personas valoran a esta película por su final, otras por la atmósfera tan expresiva que se crea, pero a mi parecer, todo debe ser valorado en esta maravilla, lo que enriquece a esta película es tanto el final espéctacular y sorprendente, porque no me creo que nadie pudiera preveer este magnífico final antes de verlo, la atmósfera de intriga, frialdad y terror, las impresionantes interprétaciones de todos los actores, el derroche de imaginación y originalidad del guión, que a la misma vez puede considerarse sencillo pero aplastante, sin rodeos y de un tema hasta ese momento no muy tratado e incluso el principio, cuando ocurre algo crucial en la película y a mitad ya lo tienes olvidado, cuando al final de la película te lo recuerdan y te quedas con la boca abierta, ese momento es triunfal.

En mi opinión es una de las mejores películas que se han hecho en los últimos tiempos con mejor comienzo y mejor final, que consigue lo que todo director debería de perseguir, que los espéctadores se queden estupefactos y salgan del cine aún aturdidos por el vuelco que ha sufrido un inquietante final.