Quién iba a pensar que después de “Game of Death” saldría aún una secuela, aunque no tenga nada que ver con la predecesora, salvo profanar la imagen de Bruce Lee bastantes años después de su muerte. Sin embargo, me produce sentimientos contradictorios.

Me esperaba que fuera una soberana mierda, hablando claro, pero no ha sido así. Aunque ninguna de las escenas en las que aparece Bruce es de nueva creación, la forma de meter refritos de archivo con calzador es mejor que en la anterior película, teniendo un resultado más o menos aceptable para la época. Me viene a la memoria aquella escena de la primera “Game of Death” en la que ponían una careta de cartón pegada a un espejo donde se reflejaba el doble (que se movía y la cara seguía fija pegada al espejo), y otros recursos que llegaban a lo patético. Sin embargo, en esta segunda parte no recurren a trucos tan rastreros y lamentables como ese.

Eso por un lado. Pero es que la película en sí es entretenida (dentro de lo absurdo e incoherente de su guión), con mucha acción y unas escenas de lucha bastante buenas. Con todo esto, no me ha desagradado tanto como esperaba, y aunque sea ofensiva para con la figura de Bruce Lee, es una película de kung fu superior a la media en este tipo de cine, teniendo en cuenta la cantidad de bazofias que hay, claro está.

Sólo para fans del cine asiático. Absténganse fans de Bruce Lee.