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Voto de Cazale:
6
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6
4 de junio de 2022
4 de junio de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buceando en la filmografía de Tonino Guerra, me topé con una extraña obra: 'Burro'. Quise verla de inmediato. Pero no fui capaz de encontrarla con subtítulos.
Cuando ya estaba a punto de renunciar al visionado, recordé una anécdota de Miguel Marías: le presentaron a Roberto Rossellini, y ambos conversaron en italiano, aunque Marías no dominaba el idioma. Rossellini acabó diciéndole, admirado, que parlaba un italiano bellísimo. A lo que Marías respondió que lo poco que sabía, lo había aprendido viendo películas.
¡Así que encendí una pipa y me arrojé a ver 'Burro' en italiano!
A los dos minutos, mientras tosía como un descosido, confirmaba que no entendía ni papa de tan hermoso idioma.
No obstante, me la vi entera. Y creo que comprendí casi todo lo que pasaba. Lo cual me recordó otra anécdota, esta vez de Rafael Azcona, al que Marco Ferreri le dijo: "tú escribe de forma que si alguien lee sólo los diálogos, no entienda nada de lo que ocurre".
La mayor virtud de 'Burro' es, por encima de su originalidad, su protagonista. Tonino Guerra da vida a un auténtico personaje, no una marioneta de la trama. La mente de Burro, azotada por el trauma, desborda la realidad. Para su fortuna, es italiano. No quiero imaginar lo que habría sido de él en manos de un cineasta norteño protestante. En lugar de ello, tenemos la lucidez de José María Sánchez, Renato Pozzeto y Luis Bacalov. Maravilla.
¿Qué más se le puede pedir a una película que una escena en la que el tonto del pueblo anima a los parroquianos del bar a que salgan a ver la preciosa luna... y ellos le mandan a tomar por el recto?
Cuando ya estaba a punto de renunciar al visionado, recordé una anécdota de Miguel Marías: le presentaron a Roberto Rossellini, y ambos conversaron en italiano, aunque Marías no dominaba el idioma. Rossellini acabó diciéndole, admirado, que parlaba un italiano bellísimo. A lo que Marías respondió que lo poco que sabía, lo había aprendido viendo películas.
¡Así que encendí una pipa y me arrojé a ver 'Burro' en italiano!
A los dos minutos, mientras tosía como un descosido, confirmaba que no entendía ni papa de tan hermoso idioma.
No obstante, me la vi entera. Y creo que comprendí casi todo lo que pasaba. Lo cual me recordó otra anécdota, esta vez de Rafael Azcona, al que Marco Ferreri le dijo: "tú escribe de forma que si alguien lee sólo los diálogos, no entienda nada de lo que ocurre".
La mayor virtud de 'Burro' es, por encima de su originalidad, su protagonista. Tonino Guerra da vida a un auténtico personaje, no una marioneta de la trama. La mente de Burro, azotada por el trauma, desborda la realidad. Para su fortuna, es italiano. No quiero imaginar lo que habría sido de él en manos de un cineasta norteño protestante. En lugar de ello, tenemos la lucidez de José María Sánchez, Renato Pozzeto y Luis Bacalov. Maravilla.
¿Qué más se le puede pedir a una película que una escena en la que el tonto del pueblo anima a los parroquianos del bar a que salgan a ver la preciosa luna... y ellos le mandan a tomar por el recto?