L-ilya es la viva imagen del dolor de todas las Lilyas que en el mundo han sido y, por desgracia, siguen siendo y serán.

I-mpresionante documento. Y ominoso. Da muchísimo asco. Todos esos tíos que pasan por el cuerpo de Lilya, impactantemente reflejados en esos durísimos primeros planos de sus torsos desnudos y sudorosos mientras se la follan sin vergüenza ni piedad, dan asco.

L-os hombres, todo hay que decirlo, no salen muy bien parados en esta historia. Después de verla se siente momentáneamente una especie de repulsión universal hacia el sexo masculino, que tantos representantes tiene de la misma calaña de los que hacen uso comercial del cuerpo de una mujer (el tema de la minoría de edad para mí es anecdótico, puesto que Lilya es y parece una adulta hecha y derecha) sin importarles en absoluto si está ahí voluntariamente o no, o qué historia hay detrás de ella. Como si de un objeto se tratara, o peor, ni siquiera eso: un simple agujero, un hueco, un estercolero donde descargarse.

Y-los proxenetas? Y los novios-anzuelo? Y las ilusiones hechas trizas? Y los amigos que la rechazan primero y después la violan por prostituirse? Únicamente el pequeño Volodja actúa de elemento redentor frente a tanta indignidad y tanta ignominia.

A-unque tampoco las mujeres salen demasiado favorecidas en este durísimo retrato social. La madre de Lilya, que la abandona sin escrúpulos a su suerte; su tía, que la empuja directamente a la prostitución; la amiga que la traiciona… Todos y todas, todas y todos van contribuyendo, poniendo su granito de arena para convertir la vida de Lilya en la mierda que es.

4-ever. Lilya forever. Oksana Akinshina forever.