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Voto de Meroe:
6
6.6
26
29 de agosto de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay algo especial en el primer anime del año que se visiona, y es que tanto si se trata de una serie muy buena o muy mala esa siempre será la primera impresión, el foco con el que compararemos los siguientes que vengan. 2016 trajo al mundo series como Re:Zero, Yuri on Ice y Mahou Shoujo Ikusei Keikaku y solo por eso consideré que el pasado año se cerró con un balance notablemente positivo; aún así de un tiempo a ésta parte no dejo de tener la impresión de que ese plus de calidad en los animes que mantenía a sus seguidores fijos en la pantalla se está perdiendo, desaparece poco a poco. Suele suceder en el mundo del arte: cuando la demanda entra por la puerta, la calidad sale por la ventana. En otras palabras, para complacer a un público cada vez mayor se sacrifica la singularidad por un afán mercantil.
Curiosamente ese no es el caso de Seikaisuru Kado. Es posible que esté equivocada pero no he encontrado en ésta serie, ni en su argumento ni en sus personajes ni siquiera en su desarrollo nada que me recuerde a un anime anterior, ninguna fuente en la que parezca haberse inspirado. Nadie podrá decir de ésta serie que fue creada para agradar al gran público. Es original y muy diferente a los últimos animes que he visto, pero por desgracia eso es lo mejor que puedo decir de ella.
Todos hemos visto decenas de películas americanas en las que un ser de otro planeta aparece en nuestro mundo con el propósito de entablar contacto con la raza humana, con mejores o peores resultados; pero hasta donde yo sé muy pocos animes se han centrado en éste tema: en el impacto social que provocaría la aparición de una especie extraterrestre en nuestro mundo, aunque aparentemente no hicieran nada (vease La llegada, con una virtuosa Amy Adams). ¿Cómo no iba a intrigarme una serie cuyo argumento cita que un ser de otro universo aparece en un aeropuerto de Japón dentro de un cubo gigante de material totalmente desconocido?
Tras un primer capítulo sumamente emocionante e intenso las esperanzas prometían una historia profunda e inteligente, quizás con un trasfondo filosófico, político o sociológico. Pero el resultado es un anime muy mediocre que a pesar de todos sus mensajes (principalmente patrióticos) finalmente se define como una serie sin sustancia. Es especialmente triste, porque poseía cualidades para ser un anime que permaneciera en la memoria, aunque sólo fuera por su originalidad. El desarrollo es relativamente lento para una serie de tan sólo doce capítulos, pero dada la complejidad del argumento ésta característica me parecía bastante aceptable, atractiva incluso. Sin apenas acción, la historia focaliza en las reacciones humanas ante la aparición de éste maravilloso ser cuyas verdaderas intenciones no nos son desveladas hasta el penúltimo capítulo. Y ahí radica el gran problema de Seikaisuru Kado: que su desenlace es tan abrupto y desagradable que de un plumazo desmerece todo el camino recorrido hasta entonces. Un camino quizás algo lento y parco de emoción, pero muy interesante y digno. Seikaisuru Kado me ha hecho recordar una realidad de toda historia: tan importante es él desenlace como el nudo.
El argumento nos sitúa en el aeropuerto de Haneda un luminoso y ajetreado día de verano; la gente nerviosa corriendo de aquí para allá, los pilotos de buen humor se preparan para otro vuelo tranquilo y agradable, solicitan permiso para el despegue, el avión se dirige a la pista. Entonces aparece un extraño objeto que rápidamente comienza a crecer en el aire, y desciende hacia la tierra mientras todos los ojos cercanos están fijos en él: un cubo gigante. Los más asombrados son los pasajeros y la tripulación del vuelo que estaba a punto despegar, que ven cómo un titánico cubo que se materializó de la nada crece y desciende peligrosamente sobre ellos, para finalmente caer sobre ellos, envolviendolos en una extraña materia que los absorbe. La noticia pronto se hace viral. Todos se preguntan cómo ha ido a caer en Haneda un extraño cubo de dos kilómetros cuadrados, qué es y, sobre todo, porqué ha venido. Los altos mandatarios por el contrario centran su prioridad en descubrir el estado de las personas dentro del avión, aparentemente sepultado por el objeto extraterrestre. Todo es confusión y desconcierto. De pronto sobre la cima del cubo emerge Shindo Kojiro, negociador del gobierno de Japón y uno de los pasajeros desaparecidos que hace la presentación de la criatura que aparece tras él: Yahakui Sashunina, un ente que dice desear entablar contacto con el gobierno japonés. Tras asegurar que ningún ser humano ha sufrido daño alguno cuando el cubo (a quien Yahakui Sashunina denomina “Kado”) cayó sobre el avión, ambos vuelven dentro de Kado dándole al gobierno japonés tres horas para preparar una reunión en la que Sashunina explicará la razón de su llegada.
Tal y como lo he escrito suena majestuoso e interesante, de hecho lo es. Seikaisuru Kado pronto pone las cartas sobre la mesa generando misterio por sí misma aunque tal y como he dicho no existe drama alguno, tan solo la expectativa por descubrir el auténtico propósito de Yahakui Sashunina y el observar cómo reaccionarán los personajes, la gente, ante el ser extraterrestre que dice haber venido para ayudar a que la humanidad prospere. El misterio que desarrolla el anime es una sola pregunta que, eso hay que valorarlo, se mantiene en pie a lo largo de toda la serie: ¿Es amigo o enemigo?
La natural desconfianza generada se enrarece cuando Yahakui Sashunina entrega al gobierno japonés y ante cámaras de todo el mundo el Wam, una fuente de energía inagotable. Y más adelante, cuando presionados (amenazados) por la ONU el gobierno nipón debe entregar el milagroso objeto por el supuesto balance mundial, Yahakui Sashunina vuelve a alterar el equilibrio de poderes al mostrar cómo crear un Wam, de tal modo que cualquier persona, en cualquier parte del mundo, puede hacerlo. Tan sólo es el principio.
(Sigue en spoiler)
Curiosamente ese no es el caso de Seikaisuru Kado. Es posible que esté equivocada pero no he encontrado en ésta serie, ni en su argumento ni en sus personajes ni siquiera en su desarrollo nada que me recuerde a un anime anterior, ninguna fuente en la que parezca haberse inspirado. Nadie podrá decir de ésta serie que fue creada para agradar al gran público. Es original y muy diferente a los últimos animes que he visto, pero por desgracia eso es lo mejor que puedo decir de ella.
Todos hemos visto decenas de películas americanas en las que un ser de otro planeta aparece en nuestro mundo con el propósito de entablar contacto con la raza humana, con mejores o peores resultados; pero hasta donde yo sé muy pocos animes se han centrado en éste tema: en el impacto social que provocaría la aparición de una especie extraterrestre en nuestro mundo, aunque aparentemente no hicieran nada (vease La llegada, con una virtuosa Amy Adams). ¿Cómo no iba a intrigarme una serie cuyo argumento cita que un ser de otro universo aparece en un aeropuerto de Japón dentro de un cubo gigante de material totalmente desconocido?
Tras un primer capítulo sumamente emocionante e intenso las esperanzas prometían una historia profunda e inteligente, quizás con un trasfondo filosófico, político o sociológico. Pero el resultado es un anime muy mediocre que a pesar de todos sus mensajes (principalmente patrióticos) finalmente se define como una serie sin sustancia. Es especialmente triste, porque poseía cualidades para ser un anime que permaneciera en la memoria, aunque sólo fuera por su originalidad. El desarrollo es relativamente lento para una serie de tan sólo doce capítulos, pero dada la complejidad del argumento ésta característica me parecía bastante aceptable, atractiva incluso. Sin apenas acción, la historia focaliza en las reacciones humanas ante la aparición de éste maravilloso ser cuyas verdaderas intenciones no nos son desveladas hasta el penúltimo capítulo. Y ahí radica el gran problema de Seikaisuru Kado: que su desenlace es tan abrupto y desagradable que de un plumazo desmerece todo el camino recorrido hasta entonces. Un camino quizás algo lento y parco de emoción, pero muy interesante y digno. Seikaisuru Kado me ha hecho recordar una realidad de toda historia: tan importante es él desenlace como el nudo.
El argumento nos sitúa en el aeropuerto de Haneda un luminoso y ajetreado día de verano; la gente nerviosa corriendo de aquí para allá, los pilotos de buen humor se preparan para otro vuelo tranquilo y agradable, solicitan permiso para el despegue, el avión se dirige a la pista. Entonces aparece un extraño objeto que rápidamente comienza a crecer en el aire, y desciende hacia la tierra mientras todos los ojos cercanos están fijos en él: un cubo gigante. Los más asombrados son los pasajeros y la tripulación del vuelo que estaba a punto despegar, que ven cómo un titánico cubo que se materializó de la nada crece y desciende peligrosamente sobre ellos, para finalmente caer sobre ellos, envolviendolos en una extraña materia que los absorbe. La noticia pronto se hace viral. Todos se preguntan cómo ha ido a caer en Haneda un extraño cubo de dos kilómetros cuadrados, qué es y, sobre todo, porqué ha venido. Los altos mandatarios por el contrario centran su prioridad en descubrir el estado de las personas dentro del avión, aparentemente sepultado por el objeto extraterrestre. Todo es confusión y desconcierto. De pronto sobre la cima del cubo emerge Shindo Kojiro, negociador del gobierno de Japón y uno de los pasajeros desaparecidos que hace la presentación de la criatura que aparece tras él: Yahakui Sashunina, un ente que dice desear entablar contacto con el gobierno japonés. Tras asegurar que ningún ser humano ha sufrido daño alguno cuando el cubo (a quien Yahakui Sashunina denomina “Kado”) cayó sobre el avión, ambos vuelven dentro de Kado dándole al gobierno japonés tres horas para preparar una reunión en la que Sashunina explicará la razón de su llegada.
Tal y como lo he escrito suena majestuoso e interesante, de hecho lo es. Seikaisuru Kado pronto pone las cartas sobre la mesa generando misterio por sí misma aunque tal y como he dicho no existe drama alguno, tan solo la expectativa por descubrir el auténtico propósito de Yahakui Sashunina y el observar cómo reaccionarán los personajes, la gente, ante el ser extraterrestre que dice haber venido para ayudar a que la humanidad prospere. El misterio que desarrolla el anime es una sola pregunta que, eso hay que valorarlo, se mantiene en pie a lo largo de toda la serie: ¿Es amigo o enemigo?
La natural desconfianza generada se enrarece cuando Yahakui Sashunina entrega al gobierno japonés y ante cámaras de todo el mundo el Wam, una fuente de energía inagotable. Y más adelante, cuando presionados (amenazados) por la ONU el gobierno nipón debe entregar el milagroso objeto por el supuesto balance mundial, Yahakui Sashunina vuelve a alterar el equilibrio de poderes al mostrar cómo crear un Wam, de tal modo que cualquier persona, en cualquier parte del mundo, puede hacerlo. Tan sólo es el principio.
(Sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
En primera instancia Yahakui Sashunina entrega a la raza humana un objeto de incalculable valor, más aún: enseña cómo construirlo. Un regalo que, efectivamente, hace que la humanidad suba varios peldaños de golpe en el desarrollo tecnológico. Aún así siempre queda la duda de si se trata de un regalo envenenado, porque dejando a un lado los obvios beneficios ¿cómo vamos a construir algo que ni siquiera comprendemos? Además ¿qué consecuencias traerá el introducir un elemento extraterrestre en nuestro mundo? Muchos personajes se preguntan a lo largo de la serie, primero con el Wam y posteriormente con todo lo que trae Yahakui Sashunina, si en el fondo todo esos extraordinarios regalos son buenos o malos para la humanidad. Desde el comienzo de la historia la sospecha flota alrededor del ser llamado Yahakui Sashunina ¿Por qué ha venido? ¿Qué es lo que quiere de la humanidad? Nada se regala a cambio de nada: tiene que haber una razón, un propósito detrás del precioso presente que nos entregan en bandeja de plata.
En éste punto del anime como espectadora me posicioné, me involucré con un pensamiento firme. Aún con la certeza de que Yahakui Sashunina tuviera intenciones nobles para con nosotros mi respuesta por esos regalos habría sido un "No, gracias"; y de hecho mientras visionaba la serie llegué a creer que esa era de hecho ” la respuesta correcta” a la que tanto alude Yahakui Sashunina. No, gracias. Te devolvemos tus regalos. Los construiremos nosotros mismos cuando estemos preparados, cuando los comprendamos". En mi mente convertí a Yahakui Sashunina en un sabio que ve a la humanidad como una raza prometedora y capaz pero demasiado “acomodada” últimamente. En términos realistas no pocos sociólogos aseguran que de un tiempo a esta parte la humanidad no parece evolucionar, y es que para que haya un cambio antes tiene que haber un elemento que nos empuje a dicho cambio; tal que la necesidad agudiza el ingenio. Volviendo a Seikaisuru Kado llegué a pensar que sus creadores habían tomado ese elemento realista y habían tejido a su alrededor una historia de ciencia ficción con elementos filosóficos.
Aún con su extraordinaria lentitud su narración me sorprendió y atrapó, me hizo sospechar y confiar, esperar y observar, pensar y volver a replantearme cosas. Seikaisuru Kado hizo que me involucrara sin reservas… e hizo que esperara mucho de ella, desde luego mucho más de lo que finalmente ha ofrecido. Parecía funcionar bien pero de súbito, y en el antepenúltimo capítulo, alteran la personalidad de uno de los personajes principales con el único propósito de darle a la serie el final que, imagino, tenían pensado desde el principio. Pero como si el nudo y el desenlace hubieran sido desarrollados por distintas personas que nunca tuvieron contacto, en el argumento de Seikaisuru Kado esos dos elementos se unen por la fuerza rompiendo la historia hasta entonces narrada.
Así de un plumazo toda la madurez y sensibilidad expuesta hasta ese momento se desmerece, y desde luego echa por tierra la bonita imagen que se había creado por méritos propios. Un final malo, un final que no sigue un orden lógico puede destruir fácilmente una historia en su totalidad, dejando al espectador con una sensación confusa e incluso irritada. Tal es el caso de Seikaisuru Kado, cuyas numerosas virtudes durante la historia que cuenta quedan ensombrecidas por un final abrupto y sin sentido; y mucho me temo que solo por eso Seikaisuru Kado se debe definir como un anime insustancial.
En general me ha resultado poco gratificante dedicarle mi tiempo; aún así he de reconocer que hubo momentos en los que lo disfruté de verdad.
En éste punto del anime como espectadora me posicioné, me involucré con un pensamiento firme. Aún con la certeza de que Yahakui Sashunina tuviera intenciones nobles para con nosotros mi respuesta por esos regalos habría sido un "No, gracias"; y de hecho mientras visionaba la serie llegué a creer que esa era de hecho ” la respuesta correcta” a la que tanto alude Yahakui Sashunina. No, gracias. Te devolvemos tus regalos. Los construiremos nosotros mismos cuando estemos preparados, cuando los comprendamos". En mi mente convertí a Yahakui Sashunina en un sabio que ve a la humanidad como una raza prometedora y capaz pero demasiado “acomodada” últimamente. En términos realistas no pocos sociólogos aseguran que de un tiempo a esta parte la humanidad no parece evolucionar, y es que para que haya un cambio antes tiene que haber un elemento que nos empuje a dicho cambio; tal que la necesidad agudiza el ingenio. Volviendo a Seikaisuru Kado llegué a pensar que sus creadores habían tomado ese elemento realista y habían tejido a su alrededor una historia de ciencia ficción con elementos filosóficos.
Aún con su extraordinaria lentitud su narración me sorprendió y atrapó, me hizo sospechar y confiar, esperar y observar, pensar y volver a replantearme cosas. Seikaisuru Kado hizo que me involucrara sin reservas… e hizo que esperara mucho de ella, desde luego mucho más de lo que finalmente ha ofrecido. Parecía funcionar bien pero de súbito, y en el antepenúltimo capítulo, alteran la personalidad de uno de los personajes principales con el único propósito de darle a la serie el final que, imagino, tenían pensado desde el principio. Pero como si el nudo y el desenlace hubieran sido desarrollados por distintas personas que nunca tuvieron contacto, en el argumento de Seikaisuru Kado esos dos elementos se unen por la fuerza rompiendo la historia hasta entonces narrada.
Así de un plumazo toda la madurez y sensibilidad expuesta hasta ese momento se desmerece, y desde luego echa por tierra la bonita imagen que se había creado por méritos propios. Un final malo, un final que no sigue un orden lógico puede destruir fácilmente una historia en su totalidad, dejando al espectador con una sensación confusa e incluso irritada. Tal es el caso de Seikaisuru Kado, cuyas numerosas virtudes durante la historia que cuenta quedan ensombrecidas por un final abrupto y sin sentido; y mucho me temo que solo por eso Seikaisuru Kado se debe definir como un anime insustancial.
En general me ha resultado poco gratificante dedicarle mi tiempo; aún así he de reconocer que hubo momentos en los que lo disfruté de verdad.