De los trece episodios que componen Fear Itself, este era indudablemente el que más ganas tenía de ver. Vale que su director no sea muy bueno, pero considero la saga Saw un pasatiempo más que digno, muy efectista y gratuito, pero igualmente digno en comparación a los cientos de slashers de tías corriendo -y cayéndose- por los bosques de todo el mundo mientras los persigue un asesino en serie. La idea de que éste director, caracterizado por la casquería y por saber moldear guiones extraños (que no buenos), realizase un episodio de 40 minutos para la serie me pareció cojonuda. Sumándole el mundo post-apocalíptico lleno de zombies, la ecuación era perfecta.

Por eso la hostia que me llevé al verlo fue tan, tan gorda. Sí, tiene una narración que combina presente y pasado para ir atando cabos, incluye zombies y... nada más. La historia es un puto despropósito, y narra como una tía se despierta tras ver a su mejor amiga liándose con el chico que les gusta a ambas. Por casualidad un virus se libera y todo Cristo muta en zombies, criaturas que todo el mundo conoce y por tanto no se toman la molestia de presentar. El problema es, además de la historia, la patética dirección de la película, que recoge los peores tics de Saw (las repeticiones a mil por hora de las caras de personajes), dándole un aspecto de videoclip de mercadillo que da más pena que asco.

Para rematar, giro final absurdo explicado para subnormales, una especie de homenaje a "El sexto sentido" tan divertido como circuncidarse con un cortauñas.