Lars von Trier: Me encantan los directores que crean productos que les salen de dentro. Esto hace Lars. Innova con una puesta en escena nueva: una película hecha sobre un escenario de teatro, escribiendo con tiza el nombre de las calles, las casas, puertas, etc. Ahorra en costes de la forma, porque lo que importa es el fondo que se pretende lanzar. Es un mensaje directo desde el principio.

Hay un evidente trato de la filosofía, no solo en los diálogos, sino en los nombres de algunos de los personajes. Con toda la intención. Se habla de la ilustración. Se toman decisiones en nombre de ella, para justificar más aún la barbarie.

Los ojos de Nicole Kidman son tan bonitos en esta película… Está maravillosa, defendiendo un papel difícil, pero con esos ojos… (se lo dice el niño). No habla, susurra toda la película, con sus manos de porcelana y su apariencia de mosquita muerta, de buena chica.

El ser humano es así. Capaz de socorrer a alguien desconocido y de tratarlo como a un esclavo, solo porque no ha nacido en ese lugar. Es importante estar pendiente de todos los diálogos, nada es al libre albedrío.