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España España · Madrid
Voto de Moody:
7
Drama Tras un divorcio difícil, Lucas, un hombre de cuarenta años, ha encontrado una nueva novia, un nuevo trabajo y trata de reconstruir su relación con Marcus, su hijo adolescente. Pero algo empieza a ir mal: un detalle cualquiera, un comentario inocente y una mentira insignificante que se extiende como un virus invisible sembrando el estupor y la desconfianza en una pequeña población. (FILMAFFINITY)
3 de noviembre de 2013
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A medio camino entre la polémica y la crítica social sin excepciones se encuentra una película que cuenta con una atmósfera que te envuelve y te golpea poniendo sobre la mesa un tema tan complicado de tratar como la pederastia.

Si la película se proponía crear polémica, sin duda el tema llama a ello. Un profesor de guardería se ve envuelto en un turbio caso de supuesta pederastia acusado por una pequeña, que para rizar el rizo, es la hija de sus mejores amigos. Es esta cercanía en la historia, en una comunidad pequeña y en un lugar alejado de las grandes ciudades, lo que precisamente consigue que la historia proporciones aún más angustia en un espectador que juega con las cartas marcadas al conocer de antemano el origen de la historia.

Pero desde el comienzo queda claro que Vinterberg no busca la polémica porque no quiere filmar un thriller manteniendo el misterio, sino que presenta a un protagonista inocente que es víctima de un sistema infectado por algo tan inestable como un rumor. "La caza" retrata de manera magistral los cambios de comportamiento del vecindario, de la gente que rodea al protagonista, que le conoce bien y con el que ha compartido muchos momentos, al conocerse el testimonio de una actriz perfectamente elegida para su rol, con una mirada perdida que traspasa la pantalla.

Con una dirección tan personal e intensa, y un guión elaborado y son algunas secuencias que plasman la realidad de una sociedad que aisla al individuo hasta dejarle sin aire que respirar, la película disfruta (y nosotros también) de la inconmensurable interpretación de Mikkelsen, que soporta el peso de la acción elaborando a la perfección la personalidad de su personaje, un ejemplo de rabia contenida y de ira a punto de explotar que no comprende lo que pasa a su alrededor.

Su final, tan inesperado como coherente con el desarrollo de la película, solo pone de manifiesto que la sociedad parece querer guiarse más por lo que oye que por lo que ve, y está contaminada por rumores infundados que le crea una percepción borrosa de la realidad.
Moody
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