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España España · Madrid
Voto de Moody:
6
Drama El Dr. Bennet Omalu (Will Smith) es un neuropatólogo forense que descubrió el síndrome postconmoción cerebral, que tanto daño causó a numerosos jugadores de fútbol americano, provocando incluso el suicidio de muchas estrellas de la liga NFL afectadas por el síndrome, como Dave Duerson y Junior Seau. (FILMAFFINITY)
4 de marzo de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Imagino a Will Smith, en su casa, ojeando la pila de guiones que seguramente tiene en su despacho, buscando un proyecto profundo pero comprensible, comprometido pero comercial, de esos que resaltan cada frase de la página para convencer de la importancia de su contenido. También lo imagino desechando guiones de superproducciones cuyos sueldos sirven para pagar las facturas pero que suelen traer peores críticas, y que convencen bastante menos a Smith al menos hasta ahora.

“La verdad duele” reúne algunas características para que su personaje principal pudiera tener opciones en la temporada de premios (no en vano cosechó una nominación en los Globos de Oro): un personaje fuerte, moralmente comprometido y dispuesto a llegar hasta el final para defender sus ideales. Un rol muy apetecible y con gran potencial que, además, se sostiene sobre una historia real, algo que les encanta a los jurados que entregan los premios. Si a esto le sumamos la repetida idea del extranjero cuyo mayor suelo es ser americano, todo debiera encajar sin problema. Sin embargo, a este personaje le cuesta enganchar con el público porque resulta frío, demasiado distante, y esto le ha restado suficientes puntos como para ser tenido en cuenta. Incluso en ese cara a cara con Baldwin (él si puede ser considerado renacido), no es precisamente Smith el que sale ganando…

La verdad es que su argumento tiene fuertes cimientos, una historia sobre los efectos devastadores que tienen los repetidos golpes en la cabeza de los jugadores de fútbol americano –era sencillo pensar que tanto choque no podía ser bueno-. Se trata de un planteamiento interesante contra un sistema que mueve millones de dólares y que se preocupa sólo por su negocio sin importarle las personas. Pero Landesman, con muy poca experiencia, solo sabe moverse en terreno conocido, y convierte la historia en una narración rutinaria en la que su protagonista se ve envuelto primero en una lucha por demostrar la verdad y después en una especie de caza de brujas. Sin novedad no hay premio. Por supuesto también hay espacio para una impostada e innecesaria historia de amor, que intenta dar estabilidad y apoyo al personaje de Smith, pero que resulta totalmente intrascendente.

Viendo sus próximos proyectos (“Escuadrón suicida” o “Dos policías rebeldes III”), y su escaso éxito en encontrar un nuevo papel que le granjee un gran premio, Smith ha decidido centrarse en los blockbusters veraniegos para, quién sabe, volver a intentar más adelante un personaje dramático. Seguro que sabe lo que hace.
Moody
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