Esta moda de intentar adaptar cualquier cómic que se tenga entre manos a la gran pantalla hace que la comparación entre ellas sea inevitable, y como algunas tiene mucho presupuesto y cuentan con grandes efectos digitales, lo normal es que alguna quede a los pies de los leones.

"El llanero solitario" tiene todas las papeletas para entrar dentro de este grupo. Un producto fallido desde el principio en el que sus creadores parecen haber perdido el rumbo por mucho que digan que tiene un corte clásico en sus venas. Este corte es complicado de encontrar y habría que escarbar mucho para hacerlo. A pesar de contar con un puñado de escenas de acción bastante conseguidas, el conjunto deja que desear, imaginando otros ejemplos con mayor potencial.

Lo poco que puede salvarse es la ejecución de Verbisnki, director con mucha experiencia en este tipo de superproducciones (la saga "Piratas del Caribe") que deja su huella con un montaje que para si quisieran otros superhéroes. Sin su labor es posible que el proyecto no hubiera salido adelante.

En su debe puede apuntarse el trabajo de los protagonistas. Hammer es un llanero soso, muy soso. No tiene personalidad y aunque juega con ellos durante toda la película, se nota que no se siente cómodo. El recuerdo que tenemos de él con su último trabajo (el príncipe de "Blancanieves (mirror, mirror)") tampoco anima mucho. Y qué decir de Deep, cuando la película es casi por completo un capricho suyo intentando emular el éxito conseguido con su Jack Sparrow. Intenta sobresalir por encima de todo y de todos, pero solo es una caricatura de su indio Toro en un papel que debería haber sido solo un complemento con cierto peso, pero un complemento.

Larga y algo pesada, la película se equivoca de público objetivo porque tiene más violencia y sangre de lo deseable para un producto destinado, supuestamente, al público infantil que quiere pasar un buen rato de aventuras sin que sus padres se preocupen por la calificación de edades.