A mediados del Siglo XIX un botánico procedente de Dinamarca se instala en la colonia africana de la Guinea danesa con la misión de plantar y cultivar cafetales en misión encomendada por el Rey. Por un idealismo rayano en la bobería (por lo simplista, no por los valores) además de su tarea como agricultor se dedica a algo así como a "evangelizar" a los nativos a través de una esclavitud suave y lírica.

Se nota la inversión de un gran presupuesto en lo que parece ser una superproducción por todos los rubros técnicos y artísticos empleados, sin embargo el mensaje es tan reiterativo y torpe que lo que pudo ser un interesante alegato humanista y ecológico se queda, segun mi modesta opinión, tan solo en las intenciones.

Pero además de las debilidades del libreto, hay un verdadero desperdicio de talentos como por ejemplo en la muy buena actuación del protagonista que, sin embargo, el director no le imprime un evolución creíble a la toma de conciencia del personaje quien relata todo lo que la imagen muestra con su voz en off recitando su pensamiento con un lenguaje propio de la literatura clásica; o como la música de Angelo Badalamenti que siendo verdaderamente cautivante no tiene la más mínima relación con la trama y la historia de la película. Hay detalles penosamente ridículos como ver a un negro esclavizado interpretando el solo del Concierto Nº 4 para violín de Mozart, o una orquesta de cámara también integrada por nativos desafinando con la misma obra.

El discurso antiesclavista se queda en eso: el discurso. Mucho dinero para tan pobre resultado, una verdadera pena.