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Voto de Sóbreesdrujulo:
9

Voto de Sóbreesdrujulo:
9
7.3
101,959
Animación. Comedia. Infantil
Remy es una simpática rata que sueña con convertirse en un gran chef francés a pesar de la oposición de su familia y del problema evidente que supone ser una rata en una profesión que detesta a los roedores. El destino lleva a Remy a las alcantarillas de París, donde su situación no puede ser mejor, ya que se encuentra justo debajo de un restaurante que se ha hecho famoso gracias a Auguste Gusteau, una estrella de la nouvelle cuisine. A ... [+]
21 de septiembre de 2009
21 de septiembre de 2009
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué grata sorpresa me llevé con esta 'delicatessen' que tuve el gusto de paladear. Una historia encantadora, simpática, empática y hasta parasimpática pues consigue hacer que nos lata el corazón y que nos vuelva a correr la sangre sin darnos cuenta.Tiene un ritmo perfecto, que te engancha desde el primer minuto hasta la hora después de la proyección tras la que sigues impactado pensando 'Ratatouille... ¡Qué bonita!' 'Ratatouille... ¡qué inteligente!' 'Ratatouille... ¡Ratatouille!' 'Ratatouille, te quiero'.
Empezaré por lo malo de la película, que es muy poco y rebuscado. Tal vez motivada mi búsqueda, por pura envidia. La que me produce mi incapacidad de realizar una obra de semejante poder artístico.
Dicho ésto, el cartel de la película es nefasto e induce a error y en menor magnitud lo mismo sucede con el tráiler. Siendo consciente, de que éstos son elementos de marketing y la publicidad se utiliza para vender. Y como bien explica la película, hay mayor cantidad de ratas que comen basura que roedores con olfato desarrollado y paladar distinguido que prefieren comer comida. Tal vez hasta en ésto hayan sido excelsos, los maestros artífices de este proyecto y hayan optado por cubrir con dos panes de hamburguesa su suculento 'fillet mignon' (en español: jamón de Jabugo del 'güeno').
De todas maneras y dejando claro que apoyo y halago convencido a este peliculón, no puedo dejar de ser exigente con mis ídolos, en tal modo que intento injustamente encontrarles el lado malo. Y en ese lado, debo reconocer que alguno de los personajes no me queda a la altura del majestuoso nivel general que consigue el conjunto, éste es el motivo por el cual la privo del 10.
Todo lo contrario me sucede con uno de los secundarios, el crítico culinario 'Ego'. ¡'Ego'! ¡pero que genialidad! me deja absolutamente fascinado. (ver spoiler)
Una película para todos los públicos, niños, mayores, 'zampabollos', 'gourmets', para hombres, para ratas... para todos. Unos la verán de un modo y otros de varios pero es absolutamente un clásico atemporal de la talla de 'Shreck'. Y una obra indispensable si te gusta el buen cine, o lo bueno en general. No te dejes engañar por la portada, es mucho más que 'Tom y Jerry 6'. Resérvate dos horitas en un buen salón de cinco tenedores y prepárate a gozar con un festín de gastronomía cinematográfica de la mejor calidad.
Empezaré por lo malo de la película, que es muy poco y rebuscado. Tal vez motivada mi búsqueda, por pura envidia. La que me produce mi incapacidad de realizar una obra de semejante poder artístico.
Dicho ésto, el cartel de la película es nefasto e induce a error y en menor magnitud lo mismo sucede con el tráiler. Siendo consciente, de que éstos son elementos de marketing y la publicidad se utiliza para vender. Y como bien explica la película, hay mayor cantidad de ratas que comen basura que roedores con olfato desarrollado y paladar distinguido que prefieren comer comida. Tal vez hasta en ésto hayan sido excelsos, los maestros artífices de este proyecto y hayan optado por cubrir con dos panes de hamburguesa su suculento 'fillet mignon' (en español: jamón de Jabugo del 'güeno').
De todas maneras y dejando claro que apoyo y halago convencido a este peliculón, no puedo dejar de ser exigente con mis ídolos, en tal modo que intento injustamente encontrarles el lado malo. Y en ese lado, debo reconocer que alguno de los personajes no me queda a la altura del majestuoso nivel general que consigue el conjunto, éste es el motivo por el cual la privo del 10.
Todo lo contrario me sucede con uno de los secundarios, el crítico culinario 'Ego'. ¡'Ego'! ¡pero que genialidad! me deja absolutamente fascinado. (ver spoiler)
Una película para todos los públicos, niños, mayores, 'zampabollos', 'gourmets', para hombres, para ratas... para todos. Unos la verán de un modo y otros de varios pero es absolutamente un clásico atemporal de la talla de 'Shreck'. Y una obra indispensable si te gusta el buen cine, o lo bueno en general. No te dejes engañar por la portada, es mucho más que 'Tom y Jerry 6'. Resérvate dos horitas en un buen salón de cinco tenedores y prepárate a gozar con un festín de gastronomía cinematográfica de la mejor calidad.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
!Ufff! !Qué película, por Dios! Una cinta que lleva su propia crítica serigrafiada en el transcurrir de su misma trama. Relatada por uno de los personajes más brillantes, desde su oscuridad, de toda la historia de la animación, el señor Anton Ego.
Sobrecogedora se muestra la habilidad del autor para dibujar unos paralelismos tan sutiles e ingeniosos. Finos hilos entre el cine y la cocina, entre el artista y la crítica, y entre tantas otras cuestiones no menos interesantes que dan como fruto una colección extraordinaria de objetos retóricos en los que zambullirse será un placer incomparable para todos los amantes de las conclusiones metafóricas, la ironía, el ensayo… Un placer inigualable para todos los amantes, voluntarios o no, del pensamiento.
Quiero hacer una mención especial para el desenlace, una sublime atmósfera emocional y trascendente. Concretamente a partir del instante en que el Sr. Ego recibe en la mesa, el plato cocinado por el 'mini chef':
Qué orgullo se siente cuando se nos presenta un momento habitual, que parece que va a ser uno más, uno de tantos otros que te deja indiferente, que alimenta tu escepticismo, un momento típico y tópico, del que parece utópico salir con dignidad, y sin embargo, cuando menos esperas, un soplo de originalidad, te sacude un vendaval de genialidad que te abruma dejándote helado, perplejo, noqueado, tanto que a los pocos segundos percibes unas lágrimas que creías ya olvidadas. Aquellas que endurecieron antaño el frágil papel de las hojas de un diario donde ya no fueron nunca más que algún tipo de alegoría artística, vuelven a tus cuencas para desbordarse, sin pan ni cebollas contigo.
Y encima, te das cuenta de que es exactamente lo mismo que le ocurre al personaje que estás viendo en pantalla. Lo que me ha sucedido como espectador con esta secuencia, es la alquimia que busca todo artista, conseguir transmitir exactamente los sentimientos de los personajes de la obra a los espectadores de la misma.
Sobrecogedora se muestra la habilidad del autor para dibujar unos paralelismos tan sutiles e ingeniosos. Finos hilos entre el cine y la cocina, entre el artista y la crítica, y entre tantas otras cuestiones no menos interesantes que dan como fruto una colección extraordinaria de objetos retóricos en los que zambullirse será un placer incomparable para todos los amantes de las conclusiones metafóricas, la ironía, el ensayo… Un placer inigualable para todos los amantes, voluntarios o no, del pensamiento.
Quiero hacer una mención especial para el desenlace, una sublime atmósfera emocional y trascendente. Concretamente a partir del instante en que el Sr. Ego recibe en la mesa, el plato cocinado por el 'mini chef':
Qué orgullo se siente cuando se nos presenta un momento habitual, que parece que va a ser uno más, uno de tantos otros que te deja indiferente, que alimenta tu escepticismo, un momento típico y tópico, del que parece utópico salir con dignidad, y sin embargo, cuando menos esperas, un soplo de originalidad, te sacude un vendaval de genialidad que te abruma dejándote helado, perplejo, noqueado, tanto que a los pocos segundos percibes unas lágrimas que creías ya olvidadas. Aquellas que endurecieron antaño el frágil papel de las hojas de un diario donde ya no fueron nunca más que algún tipo de alegoría artística, vuelven a tus cuencas para desbordarse, sin pan ni cebollas contigo.
Y encima, te das cuenta de que es exactamente lo mismo que le ocurre al personaje que estás viendo en pantalla. Lo que me ha sucedido como espectador con esta secuencia, es la alquimia que busca todo artista, conseguir transmitir exactamente los sentimientos de los personajes de la obra a los espectadores de la misma.